¿Quién
ganará las elecciones?
Moisés
Gómez Cortez*
Como
dice Marta Casaus Arzú en la segunda parte de la introducción del Libro Guatemala: Linaje y Racismo: Aparte de poseer
los medios de producción, la oligarquía casi siempre tuvo el control político
desde 1531 hasta nuestros días. Esto lo escribía en la primera edición del
libro en marzo de 1992.
En
la era democrática a partir de 1986 hasta nuestros días se cumple lo que dice
Casaus Arzú. Y cuando alguien en el poder político quiere ignorar a esta
oligarquía, lo somete a sus intereses, como el caso del Presidente Vinicio
Cerezo Arévalo que propuso una reforma fiscal en 1988 y el Comité Coordinador
de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras –CACIF-
desplegó una enorme campaña de escritos y rumores para desnaturalizar el
proyecto fiscal y buscar el apoyo de la
clase media contra el Presidente; la oligarquía llegó hasta publicar que era el
primer paso hacia la transformación comunista del país. La economía entera
entró en un inquieto marasmo. El gobierno
hizo saber que no nacionalizaría la banca, ni haría reformas agrarias,
ni se saldría de los límites de la Constitución de la República para gobernar
en ningún sentido económico.
Bajo
enormes presiones se celebró en la finca Santo Tomás la famosa reunión de los
dos “estados mayores”, con el Arzobispo Penados como mediador. El presidente de
ese entonces aceptó veintiséis de las veintisiete enmiendas contra el proyecto
de reforma fiscal así como a renunciar a cualquier política reformista que
afectara los intereses del poder económico. Todo eso era, en pocas palabras, un
pacto donde el Licenciado Vinicio Cerezo
renunciaba a gobernar el país. La alternativa era el golpe de Estado y
la entrega del poder civil al poder económico. Después de dicho pacto el
Presidente terminó su periodo viajando por el mundo.
Lo
anterior es el comportamiento normal de las ramas políticas de las derechas,
pero, ¿Qué es la derecha en Guatemala? La derecha es la que representa y
defiende en la práctica al capitalismo tradicional, sin excluir relaciones económicas anteriores como el
mercantilismo, algunas formas feudales y ataca la economía informal cuando le
conviene. Entiende el mercado libre como un sistema de privilegios para el
sector dueño del capital de las grandes empresas; de igual forma entiende los
tratados de libre comercio y la llamada igualdad de las personas ante la ley.
La
derecha está formada por la oligarquía, el estrato medio superior y la media
conservadora, un número importante de católicos con tendencias fundamentalistas
y de sectores profesionales (Licenciados, Másteres, y Doctores) a su servicio.
La derecha es la única clase política
verdaderamente organizada, que cubre casi todas las actividades de la economía
(incluyendo la economía no observada), la educación, la salud, la
“beneficencia” a través de las fundaciones, las organizaciones culturales y
deportivas, los grupos de presión y las conexiones internacionales.
La
derecha ha alcanzado tal fuerza que controla al ejército para sus intereses,
aunque la institución militar ha crecido en los últimos años desafiando los
Acuerdos de Paz. El ejército conserva
influencia sobre el gobierno, y más aún cuando el Presidente es un egresado de
sus filas. Bajo la presión del auge de las sectas evangélicas, la iglesia
católica rompió el bloque con la oligarquía y se comprometió a defender los
derechos humanos. Pero el Opus Dei, con ilimitados recursos, se dedica a
catequizar a los jóvenes de la derecha y a formarle líderes.
Ahora
bien si viajamos en el tiempo y nos situamos en las elecciones de este año
2015, nos encontramos con que la oligarquía está actuando a tomar el poder por
los siguientes cuatro años de gobierno, ¿cómo lo hace?
Partamos
de que la élite dominante encontró con en
elgobierno de Otto Pérez Molina la persona que conformó un equipo de
trabajo, que satisfizo sus intereses, sus requerimientos en los tres poderes del
Estado, es decir profundizar el capitalismo de extracción en los territorios de
los diversos pueblos de Guatemala, neutralizar las diferentes organizaciones
sociales (como los 48 cantones en el Departamento de Totonicapán, por ejemplo)
y a la institución de educación superior como
la Universidad de San Carlos de Guatemala, pero algo importante, nos convirtió en consumidores de las
mercancías de la oligarquía y de las transnacionales. Cada vez consumimos menos
productos de la pequeña y microempresa local.
Lo
que le interesa a la clase dominante es mantener la actual situación económica
y para ello crea y financia partidos políticos. Le interesa colocar a diputados
que en el organismo legislativo que
velen por sus intereses y para ello utiliza los primeros puestos del
listado nacional y las primeras posiciones distritales en varios partidos
políticos, obviamente son los partidos que ellos originaron y que son los seis
primeros lugares, según las diversas encuestas. Los partidos de derecha representan
los intereses de la élite dominante que son: la economía, la cultura de
consumo, la educación que incluye los estudios superiores, la política, la
política exterior, entre otros.
La
izquierda política de Guatemala no logra simpatizar a los votantes en nuestro país,
aun cuando Pepe Mujica tenga muchos simpatizantes en nuestro territorio.
Estos partidos tienen que hacer grandes
esfuerzos para atraer simpatía de gran parte de la población guatemalteca en
los eventos electorales posteriores al actual.
Si
un binomio presidencial de partido de derecha gana las elecciones, entonces,
ganó la oligarquía y tendrá cuatro años más para implementar sus planes, como
lo obtuvo en el periodo presidencial de Otto Pérez Molina. Parece que tendremos
más de lo mismo, es decir, la acumulación del capital crecerá para la clase
dominante y aumentará la pobreza en la sociedad Guatemalteca.
*Profesor
e Investigador de la División de Ciencias Económicas.
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