miércoles, 10 de febrero de 2016

reflexiones del himno nacional



Este texto se escribió a partir de un tuiter que escribió Rodrigo Arenas del Movimiento Cívico Nacional interpelando al diputado Amilcar Pop quien no cantó el himno nacional y no hizo el “saludo” durante el acto de toma de poseción del presidente de la república Jimmy Morales el 14 de enero de 2016.

Por: Luis Ramírez
Nuestro himno fue escrito por un cubano. Nuestro himno nacional es ajeno para los pueblos originarios.
Nuestro himno es extraño para los indígenas, inclusos nosotros los mestizos podremos sentirlo ajeno si lo analizamos.
El himno empieza así:
¡Guatemala feliz…! que tus aras no profane jamás el verdugo; ni haya esclavos que laman el yugo ni tiranos que escupan tu faz.
En realidad muchos lamieron y lamen el yugo en nuestro país, lo hacen a través del racismo, de salarios de mierda y de el millón y medio de Guatemaltecos que viven en Estados Unidos. Nuestro país es feliz a medias, empieza a serlo apenas ahora ¡Tan tarde!
Los tiranos escupen la faz de nuestras naciones mayas, incluso la cara más escupida es la cara del ladino blanco y del mestizo. Guatemala es escupida en la cara de los blancos puros y criollos a través de unas regalías paupérrimas recibidas por la extracción y a cero el gravámen del impuesto. Es escupida en la cara de esos burócratas y legisladores mestizos que han convertido la ley en papel higiénico para que las transnacionales puedan limpiarse el sudor del pueblo sin pagar impuestos. Así nuestro himno, que no deja de ser maravilloso, pierde absolutamente el sentido.
Cuando en su segunda estrofa dice: si mañana tu suelo sagrado, lo amenaza invasión extranjera, no veo la razón por la que se puedan sentir identificados los Quiches o los Tzutujiles -por citar solo dos etnias- cuando caigo en la cuenta de que yo mismo para ellas y ellos puedo representar un invasor o en todo caso recordárselos, puedo entender su apatía. Muchos cantamos ese himno sin reivindicar absolutamente nada de sus estrofas, ¡es simplemente asqueroso!
El momento más álgido de verdadero y sano nacionalismo durante el período de la Revolución 44-54, se perdió en el momento en que nadie estuvo dispuesto a morir o a vencer por dejar libre al viento la hermosa bandera, ocurrió lo contrario, lo mas hermoso de la revolución fue vendido a un precio de porquería, la traición de Castillo Armas y el carroseo del Cristo Negro de Esquipulas solo me recuerdan que hasta para los ladinos el himno nacional eventualmente nos debería hacer sentir asco, cuando menos vergüenza, por que hemos sido ladinos los que rara vez hemos sido consecuentes con su lírica, que a decir verdad es fantástica. Pero nosotros nos encargamos de vaciarla, al cantarla con tanta hipocresía.
Fueron los liberales los que nos impusieron ese himno, a mayas y ladinos. Sus estrofas son tan perfectas que nos han mantenido sedados durante muchos años, al punto de que en vez de hacer lo que dicta, hacemos precisamente lo contrario, y lo hemos convertido en el ritual cívico y vacío de las escuelas y lo peor, en el cántico infaltable del balón pie.
De tus viejas y duras cadenas tú forjaste con mano iracunda,el arado que el suelo fecunda y la espada que salva el honor.
Lo cierto es que ya ni arado hay, ni bueyes, ni cadenas viejas, ni nuevas, ni duras. Dura es aún la jornada laboral y diferenciado pretende ser el salario ¡imposible!
Iracunda es la mano pero del capataz, iracunda es su voz, infecundo el suelo y la espada se hundió en el honor. ¿Cuándo? Hoy y ayer ¡Sólo si lo seguimos permitiendo!
Nuestros padres no lucharon un día encendidos en patrio ardimiento, más bien lo hicieron con miedo de que pasara lo que en México, que la independencia la empujó el pueblo y no la élite. El choque sangriento vino paulatinamente con dictaduras, con robo de tierras, ley de vagancia, con reforma liberal y con truncar una verdadera revolución para cerrar con un genocidio y luego “la paz”.
Esto enseña pedazo de cielo en que prende una nube su albura, no fueron ciegos, sino perspicaces hombres ladinos y hombres de olivo los que mancharon de sangre tus colores.
Cada vez que leo el himno, cada vez que lo canto sé que algo anda mal, que debe ser reivindicado, sé que debe haber otro himno que represente también a los pueblos que estuvieron antes que esos criollos, antes que esos liberales, y antes que esos mestizos. No es un asunto de desobediencia o de desapego al himno nuestro, de hecho esta implícita en su letra la justicia, y que la patria aspira a hombres y mujeres pensantes y no a autómatas que cantan como idiotas sin buscar ser consecuentes con lo que cantan.
Debo aceptar que nuestros hijos no han sido ni valientes ni altivos, no veneran la paz cual presea, y en realidad eluden la pelea si de defender sus recursos, su tierra y su hogar se trata. Nuestro país está entre dos mares ¡precisamente! adormecido recostado, mientras se llevan el oro, el níquel, mientras se evaden impuestos. ¿Algo familiar?
Y nuestra ave indiana que pronto podría estar sola en su escudo, tan solo como imagen. Algunos nunca han querido que vuele más que el cóndor y el águila real ¿o no es así?
¡Guatemala feliz…! que tus aras 
no profane jamás el verdugo; 
ni haya esclavos que laman el yugo 
ni tiranos que escupan tu faz. 
Si mañana tu suelo sagrado 
lo amenaza invasión extranjera, 
libre al viento tu hermosa bandera 
a vencer o a morir llamará. 
Tomado del blog de Prensa Comunitaria.

1 comentario:

  1. Por eso y mucho más, no es correcto enseñar el himno en la escuela, sino, analizarlo, discutirlo, debatirlo....

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