Por Moisés Gómez Cortez
La desigualdad.
La economía globalizada ha
beneficiado en los últimos veinticinco años a las personas más pudientes. El
uno por ciento más rico de la población global ha percibido más ingresos que el
cincuenta por ciento más pobre de la población. En la “economía del derrame”,
en lugar de que al pobre le llegue recursos estos se acumulan para la clase
dominante y lo hacen a un ritmo alarmante.