Por Moisés Gómez Cortez
La desigualdad.
La economía globalizada ha
beneficiado en los últimos veinticinco años a las personas más pudientes. El
uno por ciento más rico de la población global ha percibido más ingresos que el
cincuenta por ciento más pobre de la población. En la “economía del derrame”,
en lugar de que al pobre le llegue recursos estos se acumulan para la clase
dominante y lo hacen a un ritmo alarmante.
Una interrogante podría ser ¿Cómo se
da esto?
Papel de las grandes empresas.
En el año 2015 y 2016, a las
grandes empresas les fue bien en su rentabilidad. En el año 2015, las diez
mayores empresas del mundo obtuvieron una facturación superior a los ingresos
públicos de 180 países juntos. Cuando estas empresas se ponen al servicio de la
clase dominante, las personas que más lo necesitan se ven privadas de los
beneficios del crecimiento económico generado. Su modelo de maximización de
beneficios conduce a una devaluación salarial sobre el trabajador medio, una
presión sobre medianas, pequeñas y microempresas, y a sofisticados esquemas
corporativos para tributar menos de lo que les corresponde, eludiendo el pago
de unos impuestos que beneficiarían al conjunto de la población, especialmente
el conglomerado indigente.
Ingresos diferenciados.
Por un lado están los ingresos de
los presidentes y altos ejecutivos de grandes corporaciones que se han
disparado y como bono obtienen acciones de las empresas. Por otro lado, está el
salario del trabajador o el ingreso del productor medio que apenas ha aumentado
y en muchos casos incluso se ha reducido. El director de la principal corporación tecnológica de la
India obtiene 416 veces más que un trabajador medio de su misma empresa. La
Organización Internacional del trabajo
calcula que 21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso, lo que
genera unos beneficios que ascienden aproximadamente a 150,000 millones de
dólares anuales. Las mayores empresas textiles del mundo han estado vinculadas
a las fábricas de hilado de algodón de la India, que suelen recurrir a trabajo
forzoso de niñas. Las grandes empresas, están reduciendo al mínimo los costos
de la mano de obra en todo el mundo, impidiendo que los trabajadores y
productores de sus cadenas de suministro se beneficien del crecimiento
económico, lo cual incrementa la desigualdad.
Sistema regresivo de impuestos.
En el mundo, las grandes empresas
han optado por la maximización de sus ganancias a costa de pagar menos
impuestos, utilizando paraísos fiscales, sacando provecho de sistemas
impositivos cada vez más bajos o logrando que los países compitan agresivamente
entre sí para ofrecerles privilegios fiscales. La rebaja de impuestos a las
sociedades anónimas se está convirtiendo también en una tendencia generalizada,
esto hace que muchas grandes empresas reduzcan su contribución fiscal a
mínimos. Se estima, que en el año 2014, Apple tributó por sus beneficios en
Europa un 0.005%. Los países del “tercer mundo” pierden cada año al menos
100,000 millones de dólares como consecuencia de la evasión y elusión fiscal de
grandes empresas a través de paraísos fiscales.
El capitalismo de corto plazo.
En diversos lugares del globo
terráqueo, las grandes empresas se guían cada vez más por un único objetivo: la
acumulación del capital. Esto implica no sólo priorizar el cortoplacismo en los
beneficios corporativos, sino también incrementar progresivamente la
distribución de dividendos entre los accionistas. En 1970, en Gran Bretaña el
10% de los beneficios empresariales se distribuían entre los inversionistas mientras
que en la actualidad perciben el 70%.
Políticas públicas al servicio de las élites.
Según Oxfam, Una economía al
servicio del 1%, corporaciones de diversos sectores como el financiero, extractivo,
deproducción textil o farmacéutico, entre otros, utilizan su enorme poder para
garantizar que tanto la legislación como la elaboración de políticas nacionales
e internacionales se diseñan a su medida para proteger sus intereses y mejorar
su plusvalía.
El capitalismo clientelar
beneficia a los propietarios del capital y a quienes están al mando de estas
grandes corporaciones, en detrimento del bien común y la reducción de la
pobreza. Esto coloca en situación muy desigual a las pequeñas y medianas
empresas que no pueden competir en las mismas condiciones frente a estas
grandes empresas y al monopolio del poder que ejercen estas megas empresas y
los actores estrechamente ligados a los gobiernos.
La extrema riqueza.
El capital adquirido, heredado o
acumulado, se multiplica en manos de la clase dominante global, que pueden
permitirse pagar el mejor asesoramiento financiero y de inversión. Así es como
la riqueza que acumula esta clase ha crecido en promedio un 11% al año desde
2009,una tasa de crecimiento muy superior a la que puede obtener un ahorrador
medio. La fortuna de Bill Gates ha aumentado en un 50%, o 25,000 millones de dólares,
desde que abandonara Microsoft en 2006, a pesar de sus encomiables esfuerzos
por donar parte de ella. Si los milmillonarios mantienen este nivel de
rentabilidad, dentro de 25 años ya tendremos el primer billonario en el mundo,
alguien con una fortuna de al menos 1
billón de dólares. En este contexto los de la clase dominante global tendrían
que hacer un verdadero esfuerzo para no seguir acumulando más capital.
Las grandes fortunas que se
sitúan en el extremo superior de la escala de distribución de los ingresos y la
riqueza constituyen una prueba clara de la actual crisis de desigualdad, además
de ser un obstáculo básico en la lucha para acabar con la pobreza. Los grandes
ricos no son sólo receptores pasivos de la creciente concentración de la
riqueza, si no contribuyen activamente a perpetuarla.
Hasta aquí se ha descrito algo de
la forma en que funciona el capitalismo global, ¿pero cómo se da el capitalismo en Guatemala?
En principio existe una clase dominante conformada por pocas familias, Marta
Casaus indica que son alrededor de 20 familias, Alberto Fuentes habla del G-8 o
el grupo de las ocho familias, en todo caso son pocas. ¿Cómo hacen estas
familias para acumular su capital en Guatemala?
Los precios de las mercancías.
En Guatemala, casi toda la
mercancía que encuentra en un supermercado
y en los mercados tradicionales pasa por su producción o distribución
por la clase dominante, incluyendo las importaciones y exportaciones. Por citar
un ejemplo, la familia Castillo tiene el control estimadamente del 70% de los
alimentos que circulan en nuestro país; también tienen el control de los
lugares de recreación; así también, las bebidas.
La clase dominante es dueño de bancos,
industrias, de tierras cultivables, de infraestructura en el área urbana
(centros comerciales), casi de todo lo que puede generar incremento en sus
capitales. Esta clase, tiene la capacidad de imponer los precios de las
mercancías a su antojo, sin que el Estado lo regule o intervenga, es más, el
Estado se convierte en un instrumento que legaliza la materialización de los
precios de las mercancías.
La imposición de los salarios.
En nuestro país existe un sistema para implementar el salario
mínimo, existe una comisión integrado por los patronos que representa a la
clase dominante organizados en el Comité de Asociaciones agrícolas,
comerciales, industriales y financieras –CACIF-; y por otro lado, los
representantes de las organizaciones sindicales, en la mayoría de los casos no
se ponen de acuerdo en el incremento de salario para el próximo año, entonces,
legalmente le dejan la potestad de definir el incremento al presidente de la
república y este en los últimos 50 años siempre ha representado los intereses
del CACIF.
Normalmente el salario mínimo
legal no cubre la canasta básica vital de una familia en promedio de 5 miembros,
esto indica que en Guatemala producir
pobres es legalmente hablando. En
los últimos años se agudizado la pobreza que llegamos a un 60 por ciento. En el
periódico del miércoles 29 de marzo de este año indica que los jóvenes
trabajadores entre 15 a 29 años perciben salarios menores al mínimo.
Los empresarios utilizan varios
mecanismos para no pagar el salario mínimo, las prestaciones de ley y la
seguridad social. En los últimos años se ha intentado implementar los salarios
diferenciados y la flexibilización de la jornada de trabajo, estas
circunstancias solo benefician a los empleadores. Por otro lado, el Ministerio
de trabajo que representa al ejecutivo no hace nada al respecto, o más bien, no
hace nada por defender los derechos de los trabajadores.
El pago de lo menos posible de impuestos.
En nuestro contexto el que más
recursos tiene menos impuestos paga y el que menos tiene más paga en impuestos, un ejemplo similar es el pago del
boleto de ornato, el que tiene como ingreso Q10, 000.00 mensuales paga Q150.00 y el que tiene como
ingreso mensual 1 millón de quetzales paga Q150.00. Todos los consumidores
finales pagamos el impuesto al valor agregado –IVA-.
L a revista digital Nómada en una
de sus publicaciones indica que en 1989, para que las fábricas de ropa pudieran
hacer frente a la competencia de China, Guatemala aprobó una ley para dar
incentivos fiscales (cobrarles menos impuestos) para que pudieran posicionarse
en el mercado mundial. Esta ley es el decreto 29-89 que ha servido para que
grandes empresas instaladas en el país puedan decir que exportan y exigir que
se les cobre menos impuestos. La minera Montana, el Ron XL, la empresa de
semillas Monsanto, los cereales Kellog, Colgate Palmolive son algunas de la
lista de 47 megaempresas que encontró Nómada.
19 de estas 47 empresas, además,
le venden sus productos al Estado. Más de un millón cada una, y por un total de
casi dos millones. Casi el 4% de los ingresos estatales. Entre ellas, Pepsi,
como Embotelladora La Mariposa, con 25 millones de quetzales; o la farmacéutica
Unipharm, con 39.8 millones de quetzales. Migajas en comparación de las dos
grandes vendedoras de fertilizantes. Tigsa con el gobierno del Partido
Patriota, por 485 millones de quetzales, y Disagro, con el de la Unidad Nacional
de la Esperanza, por 891 millones de quetzales.
La corrupción y los servicios públicos.
La elite económica de nuestro
país genera y/o financia a la clase política. Los partidos políticos deberían
ser el ente de intermediación entre la población y el Estado y el Estado su
papel es intermediar entre la clase dominante y el resto de la población para
lograr equilibrios, sin embargo, desde 1954, la mayoría de los partidos
políticos están al servicio de la cúpula empresarial. Esta cúpula empresarial
cuando un partido político hace gobierno le exige que los tres poderes del
Estado estén al servicio de ellos, y para compensar su exigencia pone a su
disposición de la clase política, la corrupción, de tal manera que esta se
gesta desde la construcción del presupuesto nacional, que lo elabora el
organismo ejecutivo y lo legaliza el organismo legislativo.
La clase política se aprovecha de
la corrupción para generar nuevos ricos, entre ellos hay académicos, políticos,
generales, coroneles, religiosos, empresarios y otros. Cuando estos tienen sus
recursos simplemente no los dejan entrar a la clase dominante, porque están
cabales y los evidencian como corruptos, la población no vuelve a votar por
ellos, pero estos tienen la facilidad de proponerse en otro partido político.
Antes a muy pocos habían sido procesados por actos de corrupción, hoy con la
Comisión Internacional contra la Impunidad –CICIG- hay varios denunciados y en
procesos jurídicos.
Pero lo planteado anteriormente
tienen sus implicaciones y estas son los malos servicios públicos que presta el
Estado, en la salud, en lo que va del siglo XXI el sistema de salud ha estado
en crisis, lo que hace que la clase media busque medios privados para recuperar
la salud y la clase pobre no pueda recuperar la salud en este sistema. Casi
similar situación vive la clase trabajadora con el Instituto de Seguridad
Social.
Ante esta situación surgen
aseguradoras de salud y cadenas de
hospitales a nivel nacional donde la clase dominante comercializa con la salud
y así incrementar su acumulación de capital.
La educación, es otro servicio
público que el Estado lo tiene con deficiencias y es instrumento de
domesticación de la fuerza laboral que estará al servicio de reproducir el
sistema económico. Una manera de privatizar la educación pública es no hacer
inversión en infraestructura educativa, por lo mismo no se contrata a más
maestros, tanto estudiantes como maestros buscan colocarse en el sector privado
de la educación unos para aprender y otros para enseñar.
En todo caso, el sector educativo
lo ha utilizado la clase dominante para transmitir todos aquellos conocimientos
que le permita reproducir el sistema y tener estudiantes obedientes no
pensantes, esto se refleja hasta en los postgrados universitarios.
Hasta aquí se ha presentado lo
que representa el capitalismo en el ámbito global y nacional. Este capitalismo
para la sociedad guatemalteca presenta una serie de desequilibrios que más del
50% de su población la pasa en crisis económica toda su vida. Esta crisis
interpretada desde el punto de vista del capitalismo. Lo planteado, no es más
que el colonialismo de la economía, entonces surge la interrogante ¿Se puede
descolonizar la economía? ¿Habrá otra forma de economía que no tenga como objetivo la acumulación del capital para mantener
equilibrios sociales?
Referencia Bibliográfica
NÓMADA, 47 megaempresas se
registran como maquila para pagar menos impuestos, marzo 2015.
OXFAM, Una economía al servicio
del 1%, enero 2016.
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