Un sistema económico cavernícola el guatemalteco
Por Percy Aguilar Argueta, Contador Público y Auditor
Citando a Ruth Latino “un sistema económico es el conjunto
conformado por los medios de producción y el factor humano con el propósito de
producir, intercambiar y satisfacer las necesidades individuales y colectivas,
…” dos componentes, los medios de producción y la mano de obra. El primero incluye la tierra, la maquinaria y el capital, este
es propiedad de un pequeño grupo de la
población. Los grandes capitales están
en poder de las familias agrupadas en el CACIF.
Un pequeño, minúsculo grupo de otros empresarios, medianos, pequeños y
micro poseen estos medios de producción, ellos en realidad no son cavernícolas,
los grandes hacen que el sistema sí lo sea.
En este contexto, no hay mejor ejemplo de lo atrasado en el pensamiento
del empresariado guatemalteco que la afirmación realizada hace algunas semanas
sobre el monto del salario mínimo, el que según el CACIF debe bajar de
Q2,950.00 aproximados a Q2,000.00. Los
efectos en el sector laboral de una decisión de este tipo debe ser evitada por
las instituciones gubernamentales. El
Estado se funda para garantizar el bien
común de la población, anteponiendo el beneficio general ante el particular,
sin embargo no se cumple.
Además de los componentes citados, el sistema económico
incluye: Leyes, normas, regulaciones, impuestos, subsidios, características empresariales,
costumbres, creencias, hábitos. (Latino Cruz).
Vayamos a las leyes, en el país no existe una “Ley de
Competencia”, desde hace muchos años el Congreso tiene engavetada la misma y no
tienen la mínima intención de estudiarla, mucho menos aprobarla. Hay tiempo para promover otras leyes de
beneficio a los reos del Mariscal Savala, pero para ésta no. ¿Por qué el CACIF no aprieta, con el poder
que tiene? En territorio guatemalteco
existen muchos monopolios, no hay libertad de industria, comercio y trabajo, lo
que dice al respecto la Constitución Política de la República es una utopía, lo
más falso quizás.
El ejemplo típico del monopolio es el “Huevo”, si usted
tiene un capital, unos Q100 mil, y dice voy a importar este producto de México,
es prohibido, no puede hacerlo. En un
sistema económico moderno, con una normativa rígida, solamente se requiere que
se cumplan con medidas fitosanitarias del producto alimenticio. Se compra en territorio mexicano, se pagan
los impuestos, en valores justos, sin privilegios para el productor local, abre
usted su local en cualquier ciudad y listo, a vender. Otro ejemplo es el combustible, esa mentira
de la marca es un espejismo, el precio es el mismo, con diferenciales de unos
centavos, porque el monopolio de la importación lo tiene un pequeño grupo de
personas, el gas propano cuyo valor supera en un 50% el precio en mercado
guatemalteco, comparado con el de El Salvador.
La harina es nuestro tercer ejemplo, un pequeño productor de pan no
tiene la capacidad de definir el precio de venta, ni el control de sus costos,
porque sólo puede comprar el insumo más representativo a un proveedor único. Si el proveedor sube el precio de la harina,
ineludiblemente el panadero, sin remedio alguno deberá aumentar el precio de
venta, o queda fuera de toda posibilidad de vender. Con estos ejemplos estamos claros que no
existe: “Libre Mercado y Competencia”.
A los diputados no les interesa regular la competencia y
favorecer al consumidor, ellos responden a los intereses de sus patrones, los
señores del CACIF. El contrabando es un
resultado de las normas que regulan el sistema económico guatemalteco. Ir de compras a la parte sur de México le
representa a una familia guatemalteca un ahorro de hasta el 60%, si no es que
más.
Al revisar el sistema impositivo vigente encontramos la
regresividad de este, marcada en los montos de recaudación del Impuesto al
Valor Agregado, el que aporta a las arcas un 70% del total, luego el Impuesto
Sobre la Renta sobre ingresos brutos aporta el otro 10%, y solo un 20%
corresponde a impuestos directos puros.
Nuevamente es la clase media y los pobres los que sostienen el gasto
público en un alto porcentaje.
Pasemos a la soberanía, meses atrás el gobierno expulsó a la
Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, a dos diplomáticos, él
de Suecia y Venezuela, arguyendo libertad para decidir lo que se hace en
territorio nacional. Hay que defender la
“Patria” dijeron todos. Políticos,
Empresarios del CACIF, Ejército se unieron en la cruzada por la soberanía. Misma que se desvanece cuando llega la orden
de la Presidencia de Estados Unidos de apretar y hacer más duro el bloqueo al
país cubano. Hoy en día en territorio
nacional las empresas privadas de telefonía, todas, le han negado el servicio a
las delegaciones cubanas, falta que le dejen de proveer energía eléctrica, a
pesar del enorme aporte social en el área de la medicina, entre otras, que
ellos cubren a los ciudadanos guatemaltecos.
“Libertad y Soberanía” prostituida, vendida al mejor postor, es lo que
promueven sus defensores en el gobierno.
La educación superior por los suelos, las universidades estudiando
a Adam Smith, Weber y otros. Una incluso ofrece un Doctorado en Economía
de Mercado, en donde explican “Libertad de Elegir” “Filosofía de la Sociedad
Libre”. ¿Elegir qué?, en donde depositar
sus ahorros, invertir, comprar. Usted
cree que elige, pero ni la leche que bebe, menos el cemento para hacer su casa,
el servicio de luz o teléfono. De que
sociedad libre le llenan la cabeza a los futuros doctores. De hecho esta no es universidad pues afirma
que la educan en el pensamiento de “Hayek”.
Y la universalidad, principio básico de las universidades, libertad de
elección y pensamiento, cero. Otra, muy
prestigiosa entre la clase alta de la ciudad capital, fundada por Manuel Ayau
afirma que se funda en torno a la filosofía del libertarismo, según su portal
virtual la “misión es la enseñanza y difusión de los principios éticos, jurídicos
y económicos de una sociedad de personas libres y…” de que personas hará referencia dicha
misión. Mentira del tamaño del
continente americano, allí o se piensa en que la propiedad privada es la única
solución o no se piensa, y se lee lo que el consejo ordena. Un egresado de esta universidad no puede
emprender un negocio nuevo, por ejemplo de cerveza o licor, aunque tenga todo
debe pedir permiso y dejar que los dueños del territorio le permitan abrir
siempre y cuando ellos sean socios.
Esa es la razón por la que en todas las Universidades,
incluso en la San Carlos nos engañan con el “Emprendedurismo”. Échele ganas, usted puede, invierta su
capital, compre a los grandes productores – CACIF-, fabrique o venda y, sí con
esfuerzo obtiene ganancias. Pague
impuestos, los grandes no, ellos le
hacen un favor al país. Su pequeño
negocio de barrio, una tienda en un centro comercial se limita a comprar lo que
las grandes corporaciones quieren que usted venda, así que inevitablemente
usted es empleado de ellos, por eso la palabra “Emprender” empieza con las
primeras letras de: “Empleado”.
Con todo esto es viable afirmar que el sistema económico
guatemalteco se quedo rezagado en 1821, cuando un grupo de españoles decidieron
fundar la República, esa “Patria del Criollo”, que ineludiblemente muestra sus
características que lejos de evolucionar, son más parecidas a las de la era de
las cavernas. A garrotazo puro se
apropian de las ganancias o trasladan las pérdidas al
gobierno, como el caso de la familia García-Granados emparentada con los Arzú,
que programo el pago de Q117 millones de quetzales de una deuda histórica de
dicha familia a una entidad internacional.
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