J. Manuel Salinas
Sánchez
Resumen.
Los estudios económicos y financieros
del estado chiapaneco son prácticamente nulos. Aún siendo uno de los factores
fundamentales para entender las causas que originaron su rezago y marginación,
no se ha puesto énfasis en concebir y exponer que este proceso marco el destino
de la entidad. La finalidad de este artículo es buscar una explicación acerca de los factores que no permitieron que la
región, que desde las últimas décadas del siglo XIX hasta prácticamente 1915, que
se había convertido en una proveedora de materias primas y productos
agropecuarios para el mercado internacional, no pudiera erradicar los rezagos
de una sociedad preindustrial que siguió manteniendo vestigios coloniales y no
se suprimieron hasta ya bastante entrado el siglo XX.
Palabras Clave:
Banco, moneda, numerario, agio y grupos de poder.
Introducción
La
imperiosa necesidad de integrar a Chiapas al mercado nacional e internacional
obligaba a las autoridades estatales a realizar obras de infraestructura en las
vías de comunicación. Los pocos recursos con los que contaba la Hacienda
Pública Estatal no le permitían realizar esta labor. A diferencia de estados como
Chihuahua, Durango, Sonora, Zacatecas que se habían beneficiado con la creación
de vías férreas que les permitían sacar al exterior sus productos, Chiapas
seguía sufriendo por esta carecer de ellas. Aquellos estados para realizar las obras
de infraestructura se habían apoyado en instituciones de crédito que fueron
creciendo con los proyectos de inversión que se desarrollaron en esos estados. Y
esto iba acorde con la idea de la administración federal de impulsar el
despegue del sistema bancario del país. Se pensó que con la creación de bancos locales,
se podría lograr el objetivo de impulsar el desarrollo industrial. Es bajo este
esquema es que se funda el Banco de Emisión de Chiapas en 1902,[1]
y tenía como finalidad impulsar la creación de una vía férrea en el estado.
Obra necesaria para integrarse al proceso de modernidad que exigía la
administración federal.
El
Banchis pretendió marcar el destino financiero de la entidad, pero no contó con
que se iba a enfrentar a situaciones que estaban fuera de su alcance y no eran
fácilmente negociables. El agio estaba bastante arraigado, además no se contaba
con suficiente numerario nacional para cubrir las necesidades del mercado, aquí
prácticamente la moneda que circulaba era la centroamericana y sudamericana y la
población no confiaba en el papel moneda. Estas situaciones marcaron el destino
del Banchis ocasionando que se fusionara con un banco regional establecido en
Puebla. La baja captación de recursos que obtuvo el banco de 1902 a 1908,
aunado a la crisis económica de 1905 y la baja de exportaciones de 1907, orilló
a los inversionistas a promover su fusión en 1908 con el Banco Oriental de
México de Puebla,[2] de
capital español, siendo su principal accionista Manuel Rivero Collada,
financiero y empresario que tenía la visión de formar una institución
financiera regional que considerara a los estados de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca y
Chiapas,[3]
en contraposición al Banco Nacional de México[4]
y el de Londres y México, quienes habían obtenido ciertos privilegios en la administración
porfirista.
El
establecer un banco local no era una idea utópica, máxime porque el estado se
encontraba en un proceso de inserción en el mercado mundial. Chiapas desde las
últimas dos décadas del siglo XIX, figuraba como productora y exportadora de
materias primas y artículos agropecuarios, que requerían las naciones
industrializadas tales como café, maderas finas, ganado mayor, añil y licores
entre otros que se producían en la región. El estado era inminentemente rural y
los inversionistas extranjeros que se habían estacionado en el estado
canalizaron sus esfuerzos en la producción de estas mercancías, como fue el
caso del Soconusco con el café y cacao, Pichucalco con el maíz, café y caucho,
los Altos con el trigo entre otros.[5]
Además había necesidad de expulsar la moneda cachuca que circulaba en la región
por los riesgos que representaba para la población. Pero las circunstancias no
permitieron que se cimentara y afianzara esta institución crediticia. Estos
antecedentes se entrelazaron y de una u otra manera ocasionaron que la vida del
Banchis fuera efímera.
Génesis del
Banco de Chiapas
Con
la expedición de la Ley General de Instituciones de Crédito de 1897, la
administración porfirista reglamentaba el funcionamiento de la banca en el país.
Con esta Ley se pretendía salvar el caos y anarquía con que trabajan los bancos
en esta época. Ahora tendrían la tarea de fomentar proyectos de inversión en
los estados para insertarse en el proyecto de desarrollo que tanto anhelaba la
política porfirista. La visión era elevar a la nación a la altura de los países
industrializados y para ello se requería abrir las fronteras a los capitales
extranjeros que podrían, según la política del momento, insertar a la nación en
el tren de la modernidad, sueño acariciado por el presidente Díaz. Con esta
idea y al amparo de esta Ley se funda el Banco de Emisión de Chiapas, abriendo
sus puertas en febrero de 1902.[6]
Dicha
Ley había previsto la creación de bancos en las modalidades de Emisión,
Hipotecarios y Refaccionarios.[7]
La existencia de los bancos de emisión (instituciones de depósito y descuento
con facultad para emitir billetes, moneda fiduciaria), se permitió perentoriamente
porque la administración federal no contaba con un Banco Central que regulara
la emisión de la moneda fiduciaria, pero además por que la moneda acuñada no
era la suficiente para cubrir las necesidades financieras del país. La
expedición de papel moneda cubría esta imperante necesidad, que además les
servía a estas entidades financieras de bancos de emisión porque contaban como
fuente de fondos, no sólo con los depósitos de la clientela, sino también con sus
billetes que colocaban en circulación. Los
billetes eran pagaderos al portador y a la vista en moneda metálica (plata u
oro),[8]
cuya oferta controlaban internamente pues se sujetaban a lo que disponía la
Comisión de Cambios y Moneda. El papel moneda jugó un rol importantísimo en el desarrollo de las instituciones
bancarias. ‘La emisión de billetes permitía a los bancos financiar a su
clientela, era un aliciente muy fuerte para los banqueros, que para prestar, no
tenían que depender exclusivamente de su capital, ni esperar depósitos de
clientes no habituados a hacerlos.[9]
El
Banchis se ubicó en el renglón de Emisión porque esta modalidad le permitía expedir
sus propios billetes y con esta opción concibió la idea de cubrir los gastos
que generaría la construcción del Ferrocarril Panamericano, obra primordial de
fundadores e inversionistas de esta institución. Su administración pensó que controlaría
el monopolio regional de la moneda, con la idea que al no existir otra institución
crediticia en el estado, podrían captar los recursos cautivos de la localidad,
pero no obtuvieron los resultados esperados, este error de cálculo obligó a los
inversionistas iníciales a desistir de su cometido, los depósitos de la clientela no fueron suficientes para amortizar los
gastos de la obra en cuestión, y es que la falta de ahorradores fue una
constante que se prolongó indefinidamente a pesar que ‘a partir de 1903 se había
puesto de moda pagar
intereses sobre los depósitos, práctica que entre la clientela fue acogida con
el beneplácito que era de esperarse’.[10]
Por ser los bancos instituciones nuevas y por
desconocer su funcionamiento los clientes potenciales desconfiaban del uso de
papel moneda para realizar operaciones mercantiles por estar habituados a que
en sus transacciones utilizaban la moneda acuñada, que era símbolo de valor y
expresión auténtica del dinero, se resistían a considerar los billetes como
medida de valía. Situación que fue difícil formalizar a una población que no
estaba acostumbrada a utilizar el sistema bancario para depositar sus ahorros. Sólo
por algunas situaciones emergentes, un sector de la población se vio obligado a
utilizar estos bancos para depositar sus capitales y esto fue por que en la
capital chiapaneca en 1906, se habían suscitado una serie de ‘robos a casas
habitación y habían hurtado el dinero que en ellas atesoraban sus habitantes,
hecho que obligó a otros ciudadanos a recurrir a cualquiera de los dos bancos
que existían en la localidad para asegurar su patrimonio.’[11]
La
tarea que habían emprendido los fundadores del banco era muy compleja, la
repartición de la riqueza en el estado era extremadamente desigual, de los
360,799 habitantes que había arrojado el censo de 1900,[12]
aproximadamente el 80% era de origen indígena, el 15% albergaba a los mozos y
baldíos y el 5% restante se consideraba a los hacendados, grandes finqueros y
comerciantes,[13] personajes
que podían incluirse en uno o en ambos segmentos. Eran éstos quienes
controlaban las ligas comerciales, crediticias y financieras del estado y como
realizaban operaciones de crédito y fomentaban el agio no necesitaban de los
bancos. Por esta razón los depósitos a éstas instituciones se reducían
drásticamente, además tenían el problema de la moneda centro-sudamericana que
había invadido la entidad de tiempo atrás y como era la única que se conocía en
la localidad, la población la utilizaba como sí fuera moneda de curso legal. Esta
situación afectó enormemente a los inversionistas que no previeron que podrían encontrar
una gran resistencia por parte de la población para aceptar los billetes
emitidos por ellos,[14]
teniendo que competir con dicha moneda ‘cachuca’ que circulaba en la entidad y
había asumido el papel de moneda oficial en el estado.[15]
El
establecimiento de una institución de crédito era necesaria desde el punto de
vista económico. La urgencia por integrar el mercado local con el centro y
norte de la república se había vuelto una imperiosa necesidad que no podía
pasar inadvertida pues existían riesgos latentes para los inversionistas y
comerciantes del estado por la fragilidad económica que presentaba la nación
guatemalteca en estas fechas. La
fragmentación y lejanía en que se encontraban los centros mercantiles locales
con respecto al centro de México ocasionaban que, Comitán por ejemplo, a través
de su frontera con Guatemala, realizara sus operaciones comerciales y
mercantiles con moneda guatemalteca, aun a pesar de los riesgos que esto
representaba para los comerciantes mexicanos, pero no había mucha opción puesto
que la moneda nacional no llegaba fácilmente a estas regiones por el
aislamiento en que se encontraba con respecto al mercado nacional por la carencia
de vías de comunicación para trasladar sus productos a los mercados nacionales.
El
Banchis se funda por la labor de convencimiento que había realizado José Mora
con algunos inversionistas norteamericanos de Lyons, Nebraska y Los Ángeles
California,[16]
quienes habían adquirido experiencia en la administración de bancos en su
ciudad natal, como Franklin
Everett que había administrado el primer banco en Lyons en 1881 con buenos
resultados, aunque era notorio que a este grupo de inversionistas les
interesaba y de manera prioritaria, la construcción de la línea férrea. A estos
inversionistas se les unió Enrique C. Creel, quien
junto con Mora pertenecía al grupo de los ‘científicos’.[17]
Creel se había destacado como un precursor de negocios en su estado y se embarcó
en la labor de ser accionistas de esta nueva institución bancaria, además
contaba ya con alguna experiencia ya que había sido fundador
y gerente del Banco Minero de Chihuahua, es decir, que al menos en apariencia
la administración de esta institución parecía tener asegurado su buen
funcionamiento. El Consejo
de Administración quedaba integrado de la siguiente manera:
Nombre Procedencia Posicion
Walter
Everett Lyons, Nebraska Presidente
Fremont
Everett Lyons, Nebraska Gerente general
Edward B.
Everett Lyons, Nebraska Tesorero
Alfred B. Lyon Lyons,
Nebraska Agente pagador (residiría
en Tonalá)
Delbert
E. Lyon Lyons, Nebraska Cajero
James M.
Neeland Lyons, Nebraska Promotor
C. F. Earle Los Angeles, Cal. Inversionista
Enrique C. Creel Chihuahua Inversionista y asesor
Ciro Farrera Tuxtla Gutierrez Inversionista
Clemente Castillo Cd. de México Inspector bancario federal.[18]
La
falta de un estudio profundo sobre las condiciones del estado en 1902,
ocasionaron que la administración fundadora del Banchis claudicara y cediera
sus derechos a empresarios locales. Estos conocedores de las problemáticas
internas sabían que desde las dos últimas décadas del siglo XIX, habían ingresado
a la región grupos de inversionistas extranjeros que habían logrado tener un
gran arraigo porque sus capitales, además de servir de recursos para hacer
productivas sus haciendas y fincas rústicas, también los utilizaron para
realizar operaciones de crédito. Fungieron como agentes financieros, labor que
se les facilitó por contar con el apoyo de las casas comerciales y crediticias
de Europa y los Estados Unidos.
Aunque el Banchis fue una esperanza para algunos sectores
de la población, la institución desde sus inicios se enfrentó a ciertos
problemas de liquidez que Rafael Pimentel, gobernador del Estado reconoció en
su informe de 1902 que; ‘si bien tuvo al principio las dificultades de todo
negocio nuevo, ha regularizado ya sus operaciones que es indudable irán ensanchándose más cada día’.[19] Para
esta fecha se había realizado el cambio de administración, solicitado por los
inversionistas iníciales con Walter Everett como vocero. Habían decidido dejar
la institución por la poca rentabilidad que habían observado en cinco meses de actividades.[20] Ramón
Rabasa, hermano del ex gobernador Emilio Rabasa, aprovechando los nexos que
había adquirido al desempeñarse como Tesorero General de Gobierno y apoyándose
en las ligas que había cultivado su hermano en la ciudad de México, toma la
decisión de rescatar esa institución financiera. Para hacerlo conforma un
equipo que a partir de este momento, se empieza a perfilar como el grupo hegemónico
que regirá los destinos políticos del estado hasta 1914,[21] reuniendo
a un grupo de capitalistas locales para hacer rentable el banco, porque este
tipo de instituciones, le eran desconocidas a la población y para que pudieran
tener confianza en una entidad de esta naturaleza, era necesario conocer a
quien la dirigía, por lo tanto se pensó que con la incorporación en el consejo
de administración de hombres de reputación honorable y solvencia económica de
la localidad podrían salvar esta situación con los clientes que se habían
acercado para depositar sus ahorros y con este referente, podrían convencer a
los demás usuarios potenciales a depositar su dinero en este banco. Así el nuevo
consejo administrativo quedó integrado de la siguiente manera:
Gerente: C. Ramón Rabasa.
Cajero: Lic. Rafael Selvas.
Interventor: Ing. Clemente Castillo.
Escribiente: Sr. Carlos Moguel.
Todos
hijos de Chiapas y quienes por su ilustración y honorabilidad, hánse hecho
acreedores a la confianza y distinción de los Gobernantes.
Forman
el nuevo Consejo de Administración:
J. M.
Neeland.
Ramón
Rabasa.
José
Mora.
Ciro
Farrera.
Carlos
Meyer. [22]
El
capital social que reportó el banco en su creación fue de $500,000.00 pero sólo
presentó $255,000.00 en metálico, y emitió billetes por $500,000.00, afortunadamente
no se excedieron en su emisión como puede apreciarse en los balances mensuales.
El flujo de estos billetes más los depósitos a la vista y los saldos de las cuentas
corrientes, hacían difícil la situación de la institución. La diferencia entre
el capital social y el capital no exhibido sólo se regularizó hasta octubre de
1905,[23]
cuando reunió la cantidad de $245,000.00 pesos para cubrir la totalidad de su capital
social.
Para hacerse cargo de la gerencia del Banchis, Ramón
Rabasa tuvo que solicitar una licencia al cargo que desempeñaba en la administración
pública, donde había conocido a comerciantes y particulares que estaban
autorizados para recibir billetes, hacer giros y préstamos en las principales
plazas de la entidad. Era esta una oportunidad única para que la élite tuxtleca
fuera tejiendo los hilos que les permitiría ir tomando el control de la
política que habría de regir los destinos del estado de una forma más firme. De
los grupos del estado, el de Tuxtla era más fuerte y consistente que el de San Cristóbal.
Aún dentro de los grupos de poder, siempre va a existir uno que se quedará
rezagado a las demás y este era el caso de la zona de Los Altos. Con esta percepción
Ramón Rabasa comienza a cerrar filas con las élites de los municipios de
Comitán, Tonalá, Soconusco y Tuxtla en contraposición de las élites de San
Cristóbal, Chilón, Pichucalco y en cierta manera Palenque, que presionaban al
gobernador en turno para ser beneficiarios de los negocios que se operaban en
la administración pública y que hasta este momento habían beneficiado al grupo
que representaba la élite de Tuxtla. De esta manera Ramón Rabasa organiza al
grupo que monopolizaría el flujo de capitales estatales y nacionales con el
apoyo de los agentes bancarios. Algunos de estos comisionados se convirtieron posteriormente
en accionistas del banchis, razón por la cual promovieron de manera fehaciente los
servicios de esta institución, máxime cuando hicieron su presentación formal a
través del Periódico Oficial dando a conocer las personas físicas y
comerciantes que fungirán como representantes del banco de la siguiente manera:
“Participamos
al público que son agentes de este Banco:
Don
Mariano S. Trujillo, en San Cristóbal Las Casas
Don
Manuel E. Guzmán, en Cintalapa
Don
Enrique Rau, en Palenque y Chilón
Señores
Schauenburg y Meyer en Comitán
Señores
R. Corzo y Cía. en Chiapa y
M.
Forteza y Cía. en Pichucalco
Dichas
agencias cambiaran nuestros billetes a la par y están autorizadas para hacer
giros y atender toda clase de negocios que se relacionen con esta Institución.”[24]
Una
vez concluidas las labores de organización y administración, la siguiente tarea
era captar recursos y que mejor cliente que el gobierno, área que no le
resultaba desconocida a Ramón Rabasa, su paso por la Tesorería Pública le
permitió conocer los renglones en que se invertía lo recaudado y conocía también
las necesidades y carencias de la Administración Pública. Con estos antecedentes
le hacen una propuesta a gobernador Pimentel, para suscribir un convenio entre el
Banco y su administración para que esta institución hiciera la función de
concentrador de fondos en la recaudación de impuestos a través de sus agentes,
propuesta que acepta Pimentel tratando de esta manera que la negociación que
aceptaba con el banco fuera de la siguiente forma:
‘Cábeme,
pues, la satisfacción de informar que no obstante las dificultades enumeradas
hasta aquí, no se ha recurrido a ningún medio oneroso para contrarrestar el
periodo de crisis, pues si bien es cierto que usando de facultades
anteriormente concedidas, se ha abierto una cuenta de intereses recíprocos
entre el Banco de Chiapas y la Tesorería General, esta operación no ha
revestido el carácter de empréstito, sino que ha tenido por base preferente
facilitar la concentración de fondos del Erario existentes en Departamentos de
difícil contacto mercantil con la capital.’[25]
La
posición del gobernador Pimentel, desde que asumió el poder fue de no adquirir
compromisos con entidades financieras, tratando de no comprometer las arcas de
la hacienda local,[26]
posición contradictoria pues tenía adeudos con particulares, como era el caso
de Pedro del Cueto. Bajo esta idea del gobernador firma el convenio para que el
banchis fuera la recaudadora de fondos de esta manera de la hacienda local, de
esta manera las cantidades que le suministraba el banco a la administración pública
nunca se presentaron en los balances mensuales como préstamos sino que se
aplicaron en el renglón de las cuentas corrientes, de esta manera el gobierno
no tendría que estar efectuando renovaciones cada seis meses y tampoco debía
justificar el destino de estos créditos porque realmente no eran tales. Los
saldos de la cuenta gubernamental podrían variar de ser deudores o acreedores y
en ese caso el banco pagaba o cobraba intereses por los saldos que reportaban
mensualmente.
La
captación de recursos fue una limitante para el Banco, las cifras manifestadas en
sus balances mensuales así lo reflejan. El renglón de depósitos a la vista o a
plazo, reportaban cantidades poco significativas como para aventurarse a
expedir créditos por cantidades considerables pues, no existía la práctica del
ahorro. Habrá que recordar que el grueso de la población era indígena y no percibían
un ingreso seguro, el otro sector era el de mozos y baldíos quienes se
encontraban acasillados en las fincas rústicas y haciendas, esto sin considerar
que no existía la clase media que fuera la proveedora de recursos a la institución.
El problema que presentaba el estado, es que no contaba con un sector que pudiera
darse el lujo de ahorrar y quienes podían hacerlo, eran los dueños de las
fincas y haciendas pero le daban otra utilidad a sus capitales, los ocupaban en
operaciones de préstamo (práctica del agio). Situación por lo que no podía ejercitar
la cultura del ahorro.
La
competencia de los empresarios-financieros de la localidad fue una traba muy
difícil de superar y esta situación persistió prácticamente hasta 1906, año en
que el Banchis pretende abrir sucursales en Tapachula y Tonalá, de acuerdo a lo
estipulado en la escritura que registró el Notario Público Enoch Paniagua.[27]
En febrero de 1906 se abre en Tapachula la sucursal del Banchis,[28]
quedando como gerente de dicha institución en esa ciudad R. O. Stevenson,[29]
un hacendado de la localidad a quien ratifica la Secretaria de Hacienda para
ocupar dicho cargo.[30]
En el cuerpo de la escritura del notario Paniagua, se estipula la apertura de
una sucursal en la ciudad de Tonalá, pero no logró concretarse, por la crisis por
la que estaba pasando tanto el banco como los productores, ocasionada por la
recesión de la economía norteamericana.[31]
Es posible aventurar que la apertura de la sucursal de Tapachula por el banchis
se da por la expansión que estaba realizando Banamex hacía el sureste y en
quien veían un peligro latente.
El
año de 1906 fue crucial para definir el destino del Banchis. Ramón Rabasa deja
la administración del banco para convertirse en gobernador interino del estado,
hecho que se da por una enfermedad que había contraído Rafael Pimentel impidiéndole
seguir en el cargo. No es difícil suponer que por la influencia que Emilio
Rabasa tenía con Porfirio Díaz, le hubiera sugerido suplir la vacante con su
hermano Ramón porque veía en Pimentel un peligro que podría poner en riesgo su
influencia en la región, por las simpatías que había tomado por la élite
sancristobalense. Además la reforma monetaria de 1905 había puesto nerviosos a
los inversionistas del banco y no era difícil pensar también que la poca
rentabilidad y las bajas utilidades que había reportado en su reunión anual, habían
influido en el ánimo de los socios quienes orillaron a la administración a establecer
contacto con sus homólogos del Banco Oriental con miras a buscar una fusión.[32]
Eso puede explicar la decisión de Ramón Rabasa de tomar las riendas del Estado,
porque la concesión que obtuvo Banamex para abrir sucursales en Tuxtla y otra
en Tapachula, ponía en riesgo la inversión que había realizado con el Banchis.
Pero además, el hecho de ser el hombre fuerte del estado, le aseguraba a su
grupo mantener las riendas de la política que debía aplicarse en la entidad de
acuerdo a su conveniencia.
Ramón
Rabasa toma la gubernatura dejando la administración del banco en manos de
Rómulo Farrera, un comerciante y finquero local, afianzando así el liderazgo de
la familia Rabasa. Para Ramón el banco ya no era su prioridad, y lo dejó que
siguiera su propia dinámica. Para estas fechas ya se había contactado al
presidente del BOM Manuel Rivero Collada,[33]
para realizar las negociones de la fusión entre ambas instituciones. Los nexos
ya existían y se pedía a los accionistas del Banchis que depositaran sus
acciones en sus oficinas o en las del Nacional de México, Central Mexicano, del
Descuento Español u Oriental de México, para la realización de la Asamblea
General del 25 de marzo de 1907.[34]
En
esta Asamblea se acordó gestionar la fusión con el Banco Oriental.
La
crisis provocada por la Reforma Monetaria en 1905, se da porque José Ives Limantour, Secretario de
Hacienda, se había propuesto integrar el sistema monetario de México basado en
la plata, al sistema monetario de Estados Unidos y Gran Bretaña basado en el oro.
La idea de este proyecto era integrar la economía de México a esos países
mediante el peso de oro que fuera compatible con el dólar de oro para
equilibrar la balanza comercial y de pagos. Para esto las reservas de oro de
México estarían depositadas en Nueva York para facilitar los pagos de negocios entre
México y el resto del mundo a través de esta entidad. Con esta reforma se logró
que nuestro sistema monetario, que por siglos había estado basado en la moneda
de plata, cambiase a un sistema basado
en oro. Al efectuarse el cambio surgieron graves problemas en México a tal grado
que se afectó severamente la mano de obra agrícola, industrial y hasta a la naciente
clase media, hecho que impactó al estado chiapaneco que basaba su economía en capitales
extranjeros. El nerviosismo originado por el cambio
de patrón monetario, aunado a la disminución de exportaciones a los mercados
norteamericanos, reafirmó la decisión de los inversionistas del Banchis de efectuar
la fusión y es que:
[…]
El gran flujo de inversiones extranjeras después de 1900 había hecho al país
más dependiente de las naciones industriales avanzadas; la adopción del patrón
oro por México en 1905 había frenado el crecimiento económico, y la crisis
cíclica que ocurrió en los Estados Unidos durante 1907-1908 tuvo un efecto
devastador sobre México en general.[35]
Este
factor fue el último trago amargo de los inversionistas para fusionarse con el BOM,
quien tenía mayor capacidad para competir en el estado con la sucursal de Banamex
que ya tenía funcionando una sucursal desde principios de 1906, en un contrato
que celebró el Ejecutivo del Estado con José M. Casteló, apoderado especial del
Banco Nacional , con la opción a que pudieran abrir las sucursales que fueran
necesarias.[36] Por
la ubicación geográfica del estado, era necesario que tuviera presencia en la
localidad pues la mayor parte del flujo de capitales se daba en moneda
extranjera, desde la ‘cachuca’, los dólares norteamericanos y marcos alemanes,
en fin, que el numerario nacional por ser tan restringido no llegaba a la
región, sólo que Banamex también se enfrentó al viejo problema de la falta de
ahorradores, hecho que los obligó a posponer la apertura de otra sucursal y sólo
instalaron una agencia en Tapachula la cual abrieron en enero 03 de 1908, de
acuerdo al comunicado que envió Pedro del Cueto al gobernador del estado.[37]
Pedro del Cueto había fungido en el estado como agente
de Banamex y estaba consiente del flujo de operaciones que realizaban los
capitalistas extranjeros,[38]
por eso no era casual que los capitalistas poblanos se interesaran en integrar
al Banchis a su consorcio financiero. Pero esta medida era necesaria puesto que
los capitalistas extranjeros estaban obteniendo ganancias con sus funciones de
crédito, llevándose las ganancias a sus países de origen en detrimento de la
economía local.
Como
era de suponerse y con la idea de tomar el control en el aspecto financiero y
crediticio, Banamex a través de su sucursal en Tuxtla Gutiérrez, le propuso a
la administración local abrirle una línea de crédito la cual fue autorizada
bajo las siguientes condiciones:
[…] el Decreto numero 10
de 18 de mayo anterior, autorizó al ejecutivo a abrir cuenta corriente con el
Banco Nacional de México, o con la sucursal que tienen establecida en esta
ciudad, hasta por la cantidad de $50,000.00, con intereses recíprocos de 8% anual.
El Gobierno procedió de conformidad a fin de facilitar el movimiento de
caudales del Estado y de poder disponer en su oportunidad de los fondos
indispensables para satisfacer las necesidades de la Administración evitando
las dificultades que muchas veces se presentan en el intervalo de cada tercio
en que se hace la recaudación.[39]
Dicha
propuesta se había dado al amparo de la concesión que la administración federal
le había otorgado y en la cual se estipulaba que a nivel nacional, sus
sucursales serían las recaudadoras de los impuestos federales. Esta sola
disposición haría que fueran más restringidos lo recaudado por el Banchis,
prolongando de esta manera su agonía. Las acciones que había emprendido Ramón
Rabasa para fortalecer al Banchi, fueron infructuosas y sucumbieron ante las
presiones y propuestas del Banco Oriental. Ganar dinero con dinero prestado (o
ajeno), era uno de los encantos que el negocio bancario ofrecía –y ofrece– a
sus inversionistas, pero las condiciones en que operó el Banchis no lo permitieron.
No así a los directores del Oriental, que sin invertir incrementaron su capital
social con los pasivos que contaba el de Chiapas.
Empresarios y financieros en Chiapas
El
Banchis se enfrentó a una problemática que estaba muy arraigada y difícil de
superar. En la entidad se había formado una gama de empresarios financieros que
al igual que en otras entidades, incluida la ciudad de México, habían florecido
en la administración porfirista. Estos inversionistas mantenían las
características de los comerciantes que dominaron el escenario económico de la
nación en la primera mitad del siglo XIX, eran aquellos que de una manera
diferente a los industriales y mercaderes, comprometían su capital en
operaciones de crédito destinadas a proporcionar recursos a las actividades
mercantiles y productivas de los estados, obteniendo jugosas utilidades pues
sus principales clientes eran regularmente las administraciones públicas. Esto
les permitió gozar de ciertos privilegios como el monopolizar los negocios públicos,
obtención de tierras y permiso para realizar funciones de banca que les fueron bastante
redituables. Chiapas no fue la excepción, los agiotistas locales, contagiados
por la fiebre de obtener ganancias seguras, se dan a la tarea de convertirse en
este tipo de agentes financieros
aprovechando las ligas financieras y comerciales que mantenían con las
principales agencias y bancos del viejo conteniente y de los Estados Unidos. Su
prospero desarrollo permitió que algunos de estos capitalistas, obtuvieran el
reconocimiento de sus países de origen para ser nombrados cónsules nobiliarios
en la localidad por la patria de la cual eran originarios, tal como Pedro del
Cueto en Tuxtla Gutiérrez y José Revuelto en Tapachula que se convirtieron en
vice-cónsules de España.[40]
En
el caso de Chiapas, estos empresarios financieros se encontraban establecidos
en Tuxtla Gutiérrez y el Soconusco principalmente, y en menor medida en
Pichucalco, Chilón, Comitán y Palenque. Eran dueños de haciendas y fincas rústicas
y se iban perfilando como el sector más progresista de la entidad. Este grupo tuvo
la oportunidad de allegarse a la administración pública en 1891, cuando tomó
las riendas del estado Emilio Rabasa quien traía una formación liberal. Su lema
de gobierno ‘Renovación y Progreso’, así lo indicaba y el sector emprendedor
encontró en este joven gobernador, un aliado para impulsar sus proyectos de
inversión, liberando la tierra y los impuestos onerosos de que eran causantes.
Este fue el primer paso para que la élite de Tuxtla se uniera para formar el
grupo hegemónico que orquestaría la política de la administración pública e
influyera en las disposiciones oficiales, logrando mantener este control hasta 1914.
Emilio
Rabasa había asumido la gubernatura en el momento en que la política de
Porfirio Díaz estaba en su mejor momento. Con su respaldo Rabasa emprende la tarea
de realizar ciertos cambios para impulsar un proyecto que sacara a Chiapas de
la miseria, esto provocó el descontento de la élite de San Cristóbal que se
sintió marginada aún cuando era la capital del estado. Rabasa al tomar las
riendas del gobierno, se encuentra con grandes problemas financieros en la
hacienda pública y no puede sostener su administración, para salvar este problema
les solicitó apoyo a los capitalistas de Las Casas, pero no encontró el apoyo esperado.
Esta aparente negativa fue lo que orilló al gobernante a trasladar los poderes
a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, donde los comerciantes ahí establecidos se los
facilitaron sin poner objeción alguna, siendo Pedro del Cueto el
comerciante-financiero que abogó para proporcionar estos recursos.[41]
Las necesidades económicas del estado eran evidentes y era muy común que los
gobiernos recurrían frecuentemente a estos agentes financieros, esta situación
perduró hasta 1902 cuando se abrió el Banco de Emisión de Chiapas, a pesar que
desde 1901, el Ejecutivo Federal le había concedido a la administración local la
autorización para abrir una cuenta corriente hasta por $30,000.00 pesos y con
el premio hasta de un 9% anual con uno de los bancos de la capital de la
República, crédito que no se utilizó,[42]
quedándose con la deuda de Pedro Del Cueto, quien se había destacado como un
prominente empresario que contaba en sus bienes con una fabrica de cigarrillos,
fincas rústicas en varios municipios del estado y era un comerciante mayorista que
hacia las funciones de agente financiero de Banamex.
Limitaciones técnicas del otorgamiento
de crédito
De
acuerdo a la Ley de 1897 esta institución tenía la facultad de otorgar créditos
pero las normas limitaban su autorización, las políticas insertas en la
legislación restringían la realización de estas operaciones, ya que en el
articulo 29, apartado I establecía: ‘Queda prohibido a los Bancos de
Emisión: I. Hacer operaciones de préstamo y descontar o negociar documentos de
crédito, cuando el plazo del vencimiento pase de seis meses.’ [43]
Esta disposición no era congruente con la política oficial, puesto que se
requería impulsar proyectos productivos, pero este artículo los frenaba. Ningún
proyecto agrícola o ganadero, sin hablar ya de industriales podrían en este
corto tiempo hacer una proyección de inversión, ni hacer rentable ningún negocio
o empresa con este tipo de política. La producción chiapaneca era
agrícola-ganadera, los seis meses estipulados para la liquidación de los
créditos no era tiempo suficiente para obtener los resultados esperados por
obvias razones. Que aunque esto no era un problema, ya que por lo regular se tramitaban
constantes renovaciones de los créditos así las políticas oficiales.
La
idea que en 1901 tenía cierto sector de la población chiapaneca acerca del
funcionamiento de una institución crediticia y los beneficios que le podría brindar,
son las que expresaba en su oportunidad La
Revista de Chiapas, al señalar que ‘dicha
institución podría acarrear facilidades y ventajas al comerciante, al
agricultor, al industrial y al simple ciudadano’.[44]
Esta idea se basaba en que al banco se le veía como el promotor del progreso
que llevaría al estado a una mejora y darían el apoyo a los inversionistas
permitiendo con esto que fuera efectiva su inserción en el mercado nacional e
internacional. La ley establecía que se
podían otorgar créditos hasta con un periodo de seis meses,[45]
pero aparte de estas limitantes reglamentarias también se tenían las de orden
interno, el propio banco fijaba sus políticas aduciendo que los créditos
deberían de otorgarse apegándose a los siguientes parámetros:
Monto Tasa de Interés.
De $20,000.00 o Más 10%
De $500.00 a $19,999.99 12%
De $201.00 a $499.99 15%
No hay créditos menores de
$200.00[46]
Esta
política estaba en contradicción con las necesidades de desarrollo puesto que
eran los productores de bajos ingresos la parte más numerosa de la población. De
acuerdo a los datos del censo de 1900, el 80% de la población hacia las
funciones de mozo y era normal, pues se había hecho la parcelización de los
terreros nacionales y demasías a quienes las denunciaban y la población que no
podía adquirirla, que eran los pequeños agricultores, pasaban a engrosar las
filas de los medieros que tenían que trabajar las tierras de los finqueros en
pago por el arrendamiento de las mismas.
Muchas
de las veces, la gente que no tenía los medios suficientes para poder
garantizar un crédito, recurrían a los agiotistas que pululaban en la región,
tal fue el caso de los españoles Pedro del Cueto en Tuxtla Gutiérrez, quien con
su visión financiera otorgo créditos al gobierno local y a particulares, lo
mismo que José Revuelto en Tapachula. Pero no eran los únicos, había personajes
y organizaciones nacionales y extranjeras que al detectar las deficiencias de
la Ley General 1897, se prestaban para efectuar estas funciones, como se puede
apreciar en el cuadro siguiente, donde se aprecia a los finqueros más
prominentes y agencias extranjeras que otorgaban créditos:
Pormenor de las
Escrituras Públicas inscritos en el Registro de la Propiedad del Departamento
de Soconusco en 1905. [47]
|
|||||
Acreedor
|
Deudor
|
Valor del crédito
|
Fecha de registro
|
Garantía
|
Moneda
|
Banco de Occidente de Guatemala
|
Rufino Ibarguen
|
158.198,00
|
feb-16
|
Hipotecaria
|
$79,099.00 oro americano
|
Antonio Lango
|
Manuel Rosas
|
1.700,00
|
may-15
|
Hipotecaria
|
Cachuca
|
Adolfo Giesemann
|
Manuel Bejarano
|
6,071.12
|
may-22
|
Hipotecaria
|
Cachuca
|
Liegmund Rowinow y John de Hamburgo
|
Oliverio Harrison
|
149.500,00
|
may-29
|
Hipotecaria
|
$299,000.00 marcos
|
Coterweth y Powell de Londres
|
Francisca A. Vda. de
|
67.380,00
|
abr-05
|
Hipotecaria
|
$6,738.00 Libras Esterlinas
|
Maegli Gaengant de Hamburgo
|
Jacobi y finca
|
60.000,00
|
jun-13
|
Hipotecaria
|
$120,000.00 marcos
|
José Revuelto
|
José de la Campa
|
4.800,00
|
abr-05
|
Hipotecaria
|
Mexicana
|
Sociedad Brillasca Hermanos
|
Federico Alonso G.
|
12.000,00
|
jun-15
|
Hipotecaria
|
Mexicana
|
Cía. Mexicana de Terrenos y Colonización
|
Ramón Armendáriz
|
3.400,00
|
jul-11
|
Hipotecaria
|
Mexicana
|
Adolfo Giesemann
|
Luis Labala
|
1042.56
|
ago-10
|
Hipotecaria
|
Mexicana
|
María del Rosario Suarez
|
Manuel Sánchez de León
|
8.720,00
|
oct-05
|
Hipotecaria
|
Mexicana
|
Fernando J. Braun
|
Ricardo L. Bado
|
6.000,00
|
nov-21
|
Hipotecaria
|
Mexicana
|
Benito Zabuada
|
Hidalgo Plantation le Comercial
|
43.445,00
|
nov-21
|
Hipotecaria
|
Mexicana
|
De los datos del cuadro
anterior se deduce que la obtención de recursos crediticios en la región no fue
un obstáculo, el flujo de capitales les permitió a los finqueros allegarse fondos
para hacer rentables sus unidades productivas, las fincas cafetaleras,
cacaoteras, de la extracción del hule, de las maderas preciosas, las inversiones
en tecnología eran mínimas.
Esta práctica tan extendida del
agiotismo, muchas veces no se reportaba como una actividad profesional de agentes
de bolsa o de crédito o como funcionarios bancarios, simplemente se efectuaban
estas operaciones de manera tan natural como lo habían hecho mucho tiempo atrás.
Tan fue así que hasta después de haber servido de fuente de recursos para los
empresarios de la localidad, refiriéndome a los inversionistas extranjeros y
nacionales eran buscados para que pagasen los impuestos que estas operaciones
les habían generado, basta ver que a
Enrique Hermann y a los señores Herman Schroeder, la Colecturía de Rentas del
Soconusco, les notificaba las multas a que habían sido acreedores por no haber
manifestado operaciones bancarias que habían realizado tiempo atrás, fijándoles
a ambos una multa de ciento cincuenta pesos, por no haberlas reportado a esa
dependencia.[48]
Pero la practica del agiotismo
fue constante y se presentó en todo el estado, tan es así que en 1916 el
General Blas Corral, en el Informe que le rinde al Ministro de Gobernación hacia
mención de que de la ciudad de Chiapa de Corzo, se habían presentado varios
vecinos quejándose por:
que las señoras
Natividad, Fortunata y Cleotilde Gómez les han facilitado algunas cantidades de
dinero en calidad de préstamo por las que han dado en garantía escrituras de
venta absoluta de sus fincas urbanas y
por cuyas cantidades han pagado a éstas, intereses que exceden en mucho del
tipo legal y algunas han satisfecho mayores réditos que el capital recibido.[49]
Reclamaciones
como estas se presentaron en varias zonas del estado, por lo que las fuerzas
carrancistas tomaron la decisión de dictar una Ley que liberara a las
propiedades que su gravamen no fuera arriba de tres mil pesos, evitando con
esto que los prestamistas cometieran otras anomalías y se aprovecharan de la
necesidad de la población pobre.[50]
Razón por la que se decretó la Ley que declaraba la nulidad radical de las
operaciones de retroventa cuando el valor no exceda de tres mil pesos,
“cantidad que obedece a los conceptos más rigurosos del orden jurídico; la
cuota de tres mil pesos reconoce como fundamento, el carácter que ostenta dicha
ley de ser completamente protectora de los proletarios que sólo alcanzan a esa
suma según los usos del Estado.”[51]
La circulación de la moneda ‘cachuca’ en
el estado
Desde
que se integraron a la república mexicana, Chiapas y Soconusco en 1824 y 1842
respectivamente, la moneda que circulaba en la entidad era la ‘cachuca’,[52]
esta práctica se mantuvo en gran parte del estado hasta 1920, fecha en que concluye
oficialmente la revolución mexicana y el nuevo gobierno buscaba establecer un
banco central que regulara la emisión de la moneda en el país.[53]
La escasez de numerario oficial en el estado, durante todo el porfiriato,
propició que fuera utilizada la moneda extranjera en el estado en todas las
operaciones comerciales que se realizaban en la entidad,[54]
aún las del comercio de menudeo. No podía ser de otra manera, la lejanía con el
centro de la república, la falta de caminos y vías adecuadas para llevar a los
mercados del interior los productos destinados a la exportación, les
dificultaba obtener moneda acuñada de curso legal, pero además, en el caso de
que pudieran conseguirla, había que comprarla a sus poseedores pagando una
prima o comisión que fluctuaba entre ‘30 y 35% para obtenerla’,[55]
razón por la cual la población prefería utilizar la moneda ‘cachuca’ porque no
presentaba ninguna clase de restricciones y era aceptada por la población.
Las
razones del porque la moneda ‘cachuca’ se había afianzado en el estado eran
varias, siendo la primera de ellas de orden histórico. Los vínculos de origen y
afinidad que desde épocas remotas había mantenido Chiapas con la República de
Guatemala, habían sido un baluarte para seguir manteniendo las ligas
comerciales entre ambas entidades. Chiapas, alejado como estaba de los centros
con actividad industrial, comercial y agrícola del centro de la República
Mexicana, se veía en la necesidad de exportar sus productos a la nación vecina
del sur, por esta situación los productos generados en los departamentos
fronterizos se comercializaban en los países centroamericanos donde encontraban
compradores de manera segura. El estado exportaba a Guatemala ganado de toda
clase y principalmente mayor que colocaba en las ferias centroamericanas, además
de comercializar licores y artículos de primera necesidad. La separación de Chiapas y Guatemala afectó muy poco las relaciones comerciales
entre las dos comarcas ya que subsistían las identidades de raza, lengua,
religión, por lo mismo el comercio entre ambas siguió desarrollándose de manera
natural.
Guatemala
a estas fechas era un país esencialmente agrícola, carecía de productos que
pudieran comercializarse en el mercado chiapaneco pues no habían diversificado
su economía. Esta situación, aunada a que su sistema financiero no contaba con
la debida solidez para comercializar en el extranjero, obligaba a los
exportadores chiapanecos a aceptar en pago de sus productos, su moneda ya que su
sistema de giros sobre el extranjero era muy inestable y por lo mismo se volvía
un gran riesgo recibirlos para cubrir sus adeudos. Así lo manifestó un
periódico local cuando señalaba que el ‘mercado de cambios en Guatemala, que era muy
variable, ocasionaba que en su régimen de papel moneda se registraran
diferencias hasta de 50 y aún de 100 puntos un mismo día.’[56]
La
fragilidad del sistema financiero guatemalteco originó que circulara en su
mercado interno, monedas de otros países como los antiguos pesos chilenos, los
soles peruanos y hasta la moneda colombiana, que llegaban a su país desde
Europa,[57]
y por consiguiente invadieron el estado chiapaneco, circulando en sus plazas
con grandes riesgos. Siendo aceptada en la localidad aún bajo la advertencia
que había manifestado en 1901 un reporte periodístico que daba a conocer la
situación de los bancos centro y sudamericanos, señalando el peligro que
representaba aceptar sus billetes como moneda buena cuando éstos no tenían un
soporte metálico que garantizara su circulación:
En efecto, por los siguientes
datos tomados de las memorias que algunos bancos rindieron en el primer
semestre del corriente año, pueden ver nuestros lectores, que no son exageradas
las apreciaciones que hacemos.
Billetes
|
Billetes
|
||
Bancos
|
Metálico
|
Existencia
|
En
Circulación
|
Internacional
|
$ 83,101.47
|
$ 273,872.00
|
$ 4,052,758.00
|
Hipotecario
|
$ 238,481.37
|
$ 943,512.00
|
$ 1,920,767.00
|
Americano
|
$ 332,360.43
|
$ 1,120,392.00
|
$ 298,073.00
|
De
Guatemala
|
$ 146,801.73
|
$ 1,018,244.00
|
$ 6,161,558.00
|
De
Occidente
|
$ 23,879.97
|
$ 963,447.00
|
$ 317,808.00
|
Comité
Bancario
|
Nada
|
Nada
|
$ 6,000.000.00
|
Total:
|
$ 824,624.97
|
$ 4,319,467.00
|
$18,750,964.00
|
Resulta pues, que tienen
$824,624.97 cts. Plata por $23,070,431.00 cts., en billetes, excluyendo el
‘Banco Colombiano’ cuya memoria no conocemos y en el que es de suponer haya
también mayor cantidad de billetes que plata, haciendo punto omiso del níquel
en circulación que se calcula en seis millones de pesos.[58]
Aunque no se tiene la certeza de la veracidad de las
cifras, era de suponerse que no estaba tan alejado de la realidad puesto que
los bancos centro y sudamericanos tenían problemas de financiamiento con instituciones
y casas comerciales extranjeras, específicamente las europeas y
norteamericanas, pero a pesar que los productores y comerciantes de Chiapas
tenían conocimiento de la fragilidad con que se manejaba el sistema financiero guatemalteco
asumían el riesgo de perdida en caso de que se
declaran dichos bancos en quiebra, ya que la emisión de sus billetes (moneda
fiduciaria) no contaba con el debido respaldo en metálico que pudiera cubrir su
circulación, al momento de querer hacer efectivo su importe. De lo anterior se
puede deducir que no
sólo los bancos de Guatemala, sino también los sudamericanos carecían de
reservas en metal para respaldar su moneda fiduciaria, no así la acuñada que
por si misma tenía su propio valor en plata. Llegó a pensarse en algún momento
que esta situación era consecuencia de la falta de un banco local que sirviera
de intermediario para efectuar los cambios de esta moneda. Pero la realización
de los cambios por si sola, no era la solución, el hecho era de que mientras la
población chiapaneca aceptara como buena esta moneda, podía seguir dominando el
mercado y era claro porque, mientras los exportadores de Chiapas prefieran
aceptar los pagos de sus transacciones comerciales con moneda ‘cachuca’, no
podrá fácilmente expulsada del territorio ni enviarla de regreso a su país
porque; ‘Generalmente el ganadero
chiapaneco que ha ido a las ferias conduciendo el mismo sus partidas, regresa a
su tierra natal llevando a lomo de mula las monedas que sirvieron de precio al
ganado.’ [59]
Como se puede apreciar, la moneda ‘cachuca’ se introduce al estado a
través del comercio, en pago de las importaciones. Se recibe como una mercancía
que se cambia por otras mercancías y los comerciantes de Chiapas así como los
compradores guatemaltecos prefieren hacer este tipo de intercambio a negociar
con giros sobre el extranjero, aunque esta última operación podría ser más confiable
para ambas partes, pero prefieren no utilizarlo porque existía una preferencia
especial para recibir los pagos en ‘cachuco’, predilección que se puede explicar
por el hecho de que tal moneda, aparte de ser aceptada sin dificultad en el estado,
solía dejar ganancias considerables a los financieros y comerciantes locales:
‘El exportador chiapaneco, que realiza sus operaciones en Guatemala,
se ha visto en el caso de elegir, en aquel mercado, entre cobrar el precio de
sus exportaciones en giros, o cobrarlo en la moneda ‘cachuca’. Ha preferido lo
que le resulta más cómodo y más lucrativo. Si cobraba en giros, en efecto,
estos no podían ser directos sobre Chiapas, sino en raros casos, ya que
Guatemala rara vez tiene saldos en su favor en poder de los banqueros de
Chiapas. Tenían que ser, entonces, giros sobre México o sobre algún mercado
europeo o norteamericano; pero como los giros sobre México son escasos en
Guatemala, y lo han sido más aún en épocas anteriores, el exportador chiapaneco
se veía precisado a aceptar las letras sobre Londres o sobre Nueva York, para
venderlas en Chiapas. Si optaba por venderlas contra moneda ‘cachuca’, perdía
la diferencia entre los precios de compra y los de venta de los giros; si los
vendía por moneda mexicana se encontraba con especies que carecían de
circulación en el lugar y que tenía que volver a negociar, acaso con pérdida.
Todo esto hubo de decidirle, como era natural, a efectuar el cobro en
‘cachuco’, tanto más que el transporte le resultaba casi gratuito, ya que para
efectuarlo no tenía sino cargar sus propias acémilas.’[60]
Y es que del total de la moneda ‘cachuca’ que ingresa a
Chiapas, una parte de
ella se quedaba circulando como moneda en el Estado, la otra era exportada por
los comerciantes para ser vendida en los mercados de Estados Unidos o de Europa
por la cantidad de plata pura que contenía, y finalmente el resto se enviaba a Guatemala
para realizar operaciones especulativas, que les reditúan grandes beneficios y
es que; ‘sabese en aquel país que los
cambios descienden invariablemente en determinada época en que los productores
de café venden sus giros sobre el extranjero, por la abundancia de letras que
hay entonces en el mercado, y que vuelven a subir tan pronto como pasa esa
época.’[61] Eran
estas las oportunidades que aprovechaban los especuladores chiapanecos para
devolver la moneda ‘cachuca’, ya fuera en metálico o en billetes a su lugar de
origen y con lo obtenido a cambio, comprar oro en buenas condiciones.[62] Pero
este hecho traía consecuencias que se reflejaban en la emisión del papel moneda
ante la exigencia de canjearlos por moneda acuñada, provocó que el papel moneda
de Guatemala, comenzara ha disminuir por no tener el soporte en metálico para
operar compras en el extranjero.
La injerencia de esta moneda en el mercado local se
ponía de manifiesto en un reportaje que había publicado El Heraldo de Chiapas, en 1907 dando a conocer a esta fecha la
parte del territorio chiapaneco que dominaba esta moneda y de la cual da cuenta
un hombre de negocios de Tuxtla, que relataba el estado ‘incomprensible,
inconveniente e insostenible de la situación monetaria en Chiapas.’[63] Esta
crónica es muy elocuente, porque deja en claro cual era el papel del numerario
nacional y como se anteponía el ‘cachuco’ en todas las operaciones mercantiles:
‘Tomando rumbo a San Cristóbal, [sic] hasta Ixtapa, observaremos que
circula, se exige y se paga en plata mexicana. Hasta ahí llega el dominio de
nuestras águilas. Ya en el Burrero, a diez kilómetros de Ixtapa, comienza el
reino de su majestad el ‘cachuco’, pero en que términos. Los precios están
calculados sobre la base de llamarse peso una moneda ilusoria, ideal,
equivalente a un peso fuerte ‘cachuco’ más 6 y cuarto centavos mexicanos (medio
real) es decir, que si tenemos que pagar o recibir cien pesos, entregamos o nos
dan ‘cachucos’ fuertes y 100 medios reales mexicanos, o, según la costumbre ya
establecida, entrega o pagan a razón de diez y seis ‘cachucos’ por quince pesos
(ideales) mexicanos, porque esos diez y seis ‘cachucos’ no valen los quince
pesos mexicanos positivos.[64]
La
crisis financiera que se había gestado en los Estados Unidos en 1900, afectó
seriamente la economía guatemalteca, que era su dependiente directa, pero
también a la de los países sudamericanos. Esta situación de inestabilidad
económica se había convertido en una seria amenaza para los productores de
Chiapas. Este desequilibrio económico se mantuvo en la región hasta ya muy
entrado el siglo XX. El
‘cachuco’ que circulaba en el mercado local llegó a utilizarse para medir el
valor de la moneda nacional en lugar de que sucediera lo contrario, pero esto fue
derivado del interés personal por la obtención de ganancias.
En algún momento, el gobierno federal le había
concedido cierto valor legal a la moneda ‘cachuca’, admitiéndola como buena para
realizar los pago de contribuciones, ocasionada por la carencia de numerario
nacional, este hecho debió de acreditar al ‘cachuco’ ante la población para considerar
esta moneda como buena, situación que se prolongó hasta 1917 año en que la
administración federal empezó a controlar la emisión de la moneda. Un ejemplo
de la importancia que tenía el ‘cachuco’ en la localidad se presentó cuando la
élite sancristobalense protagonizó el levantamiento armado de 1911,[65] enarbolando
la bandera maderista en contra de los tuxtlecos, desconociendo al gobierno de Manuel Rovelo Arguello por considerarlo miembro de la
camarilla rabasista. El 6
de julio de 1911, Manuel Pineda lanzó un decreto en donde hacía alusión acerca
de la utilización de la moneda ‘cachuca’, argumentando que tenían dificultades
para adquirir moneda nacional, para realizar el pago de las contribuciones y
proponían que se utilizara la moneda guatemalteca.[66]
Los bancos de Chiapas y Nacional de México, se había
propuesto expulsar la moneda ‘cachuca’ del estado, bajo la idea que si esta
moneda llegase a penetrar en Chiapas, debería ser como cualquier mercancía sin que
hiciera las funciones de numerario nacional, pero sus esfuerzos había sido infructuosos.
Rafael Pimentel, desde 1901,[67] había
decretado que no se utilizara dicha moneda, disposición que quedó en el
escritorio porque no podía hacerlo realidad. No se contaba con numerario que
sirviera para hacer frente a las necesidades en la entidad, por lo tanto, dicha
disposición no se pudo aplicar. La idea era desalojarla sin que estas medidas trastornaran
la economía o llegase a presentar pérdidas a los tenedores ni a perturbar la
marcha de los negocios. Pero lo que era obvio es que mientras esta moneda pueda
ingresar sin ninguna dificultad al estado, iba a ser muy difícil impedir su
importación porque los comerciantes chiapanecos que comercializaban con
Guatemala; seguirán prefiriendo traer el
‘cachuco’ en especie, porque de esta manera se mantenían en el juego de las especulaciones
a que se presta el comercio con esta moneda,’ [68] que les
había dado buenos dividendos.
La medida que se había propuesto tomar para que la
moneda ‘cachuca’ no ingresara al estado, era el de aplicarle un gravamen del 15
por ciento antes de realizar las operaciones a los compradores guatemaltecos, tratando
de evitar que dicha moneda no tuviera un campo de acción más amplio en la
entidad, pues se creía que los comerciantes del vecino país del sur, lo pensarían
antes de concertar sus operaciones mercantiles con los productores locales.
Muchos habían sido los intentos para que esta moneda no penetrara al estado,
pero todas habían sido infructuosas a tal grado que un periódico local había
hecho algunos señalamientos sobre esta cuestión, justificando la aplicación de
este impuesto, puesto que no tenía razón de ser que dicha moneda circulara en
la entidad como medida de valor, mucha de la cual ya no se utilizaba en sus
países de origen; ‘Las monedas chilenas,
peruanas, etc., a que nos referimos no son más que simples barras de plata,
sobre las cuales se puede cobrar un impuesto, como se cobra sobre la plata que
se produce en el territorio.’[69]
Dicha propuesta se había considerado porque la legislación guatemalteca prohibía
la exportación de plata acuñada, de esta manera, la ley mexicana cooperaría en
la aplicación de la ley guatemalteca y obligaría a suspender inmediatamente la
importación del ‘cachuco’ y cerraría ‘la
fuente de donde nos viene esa moneda espuria y nos ayudaría a acostumbrar al
pueblo chiapaneco el uso exclusivo de la moneda nacional.’[70]
Propuesta que no fructificó.
Otra propuesta fue que los bancos se pudieran poner de
acuerdo con el gobierno Federal y con la administración estatal para comprar la
moneda a un precio similar al de la plata, añadiéndole los gastos que pudieran
realizarse en su procesamiento y que el gobierno federal de acuerdo con esos
bancos, se encargara de cambiar al portador dicha moneda, es decir recogerla a
fin de convertirla en pasta de plata que podría ser vendida con ventaja en los
mercados extranjeros. Esta medida ofrecía pocas dificultades, el caso es que la
mayor parte se encontraba en manos de capitalistas que no querían perder los
beneficios que de ella obtenían en sus transacciones operacionales. También se
propuso recibirla por un tiempo, en el pago de impuestos locales y venderlas a
su vez a la Federación.’[71] Esta propuesta de vender esta moneda en los
mercados internacionales, era la única alternativa viable para evitar que
dichas monedas siguieran circulando fuera de sus países de origen, recuperando
así el valor de los pagos por los que la habían recibido. Los tenedores de este
metal y a quienes se les había presentado una situación similar a la de los
comerciantes chiapanecos, que mantenían en su poder grandes cantidades de este
numerario, realizaron operaciones de venta obteniendo muy buenos resultados y
es que las acciones que realizaron fueron:
[…] aprovechando las excepcionales circunstancias que ofrece en la
actualidad el alza de la plata, se haga una combinación entre la Comisión de Cambios y
Moneda, los bancos nacionales y de Chiapas y el Gobierno del Estado, para
comprar el ‘cachuco’ y exportarlo, sustituyéndolo con la moneda mexicana. A ese
respecto nos ilustra refiriéndonos que recientemente la casa de G. Amsick y C.,
acaba de vender en Nueva York, 10,000 ‘cachucos’ a 49 ½ centavos de dólar, lo
cual nos parece una operación fructuosa. Si se aprovechan las actuales
circunstancias, puede convertirse el ‘cachuco’ circulante en Chiapas, en moneda mexicana de oro, casi a la par.[72]
Aunque
si bien es cierto que se seguía teniendo en circulación en la entidad chiapaneca
la moneda Guatemalteca, era a causa de la lejanía que tenia esta región con
respecto del centro de México con quien se habían tenido serios problemas comercializar
de manera directa y era mucho más fácil realizar el comercio con las ciudades
fronterizas de Guatemala, donde también se utilizaban los puertos de esa nación,
que eran aptos para darle salida a los productos chiapanecos. Inserto como
estaba el estado en el mercado capitalista, era menester contar con una moneda
que respaldara sus operaciones mercantiles y por eso se hacía más apremiante
que se contara con un medio de cambio que evitara dificultades en su manejo al
efectuar los pagos que habían de ocuparse en la realización de las operaciones
financieras, ya que la moneda representa
un papel importante en todas las transacciones comerciales habría de procurar
que fuera la mejor posible;
Hay una gran región en
Chiapas compuesta de los Departamentos de San Cristóbal, Comitán, Chilón y
Mariscal que usan la moneda Centro y Sud-Americana llamada ‘cachuca’, que
tantas y tan graves dificultades presenta en los cambios. Estas monedas que ya
no son usadas en algunas naciones a las que antes pertenecieron, todavía
circulan en los departamentos arriba mencionados, siendo un gran obstáculo,
puesto que, para efectuar las transacciones con los demás mercados, es
necesario cambiarla por moneda nacional, y como esta por consecuencia de la ley
Gresham, es sumamente escasa, además de las grandes dificultades que se
encuentran para su cambio, los premios enormes que se pagan vienen a formar, en
cantidades mas o menos grandes, una pérdida considerable.[73]
Por eso era necesaria que
dicha moneda fuera sustituida
por la de curso legal del país. Y es que para estas fechas, en el Soconusco ya
se había sustituido la moneda ‘cachuca’, por considerarla depreciada, pero
también porque en muchas de las fincas, se les pagaba a los trabajadores con
vales que ahí mismo expedían y eran canjeados en las tiendas que ahí
funcionaban, esto les facilitó expulsar a la moneda invasora. Para este año,
1912, se seguía haciendo la propuesta a la Federación Mexicana para que
utilizara todos los medios posibles para lograr la unificación del sistema
monetario, porque sólo en Chiapas circulaba una moneda extranjera como
numerario de curso legal. Emilio Araujo,
articulista que había publicado estas notas, se refiere a la Ley de Gresham,[74]
bajo la óptica de explicar la dificultad que existía en la región para la
adquisición de la moneda nacional y la urgencia que se tenía para subsanar esta
situación, pero esta sólo se presentó hasta que se efectuó una reglamentación
nacional en 1917 cuando se aprobó la Constitución Mexicana, producto de la
gesta revolucionaria que encabezó Venustiano Carranza con su ejército constitucionalista.
Conclusión
De
esta manera se concluye la historia de un banco que se estableció en territorio
chiapaneco, al que se denominó Banco de Emisión de Chiapas y que pretendía
tener un ‘monopolio plural’ en la entidad en cuyo lugar no podían circular
otros billetes que no fueran los que ellos emitían y tampoco se podía instalar
otra institución de la misma naturaleza que le impidiera cumplir con su
cometido. Tendría que ser un banco comercial que impulsara el desarrollo de la
entidad, pero por diversas causas no pudo afianzarse ni tener presencia en una región
que presentaba altos grados de pobreza y marginación. La existencia de una gama
de empresarios-financieros que se habían arraigado en la entidad, de alguna
manera limitaron su funcionamiento, eso aunado a la carencia de una clase
mediera que fue el motor de la sociedad, originó su decadencia. El estado
contaba con una población mayoritaria de indígenas, mozos y baldíos que no servían
como soporte económico que elevara los ingresos de esta institución. Pero
además también se enfrentó a una competencia fuerte con una moneda que
circulaba en la entidad como si fuera de curso legal siendo extranjera. Muchos
fueron los factores que determinaron la fusión de esta institución con el Banco
Oriental de México, dando por terminadas las aspiraciones que habían albergado
en algún momento los inversionistas del banco y que a final de cuentas
terminaron opacando su actividad aún y cuando a través de todos los medios se
le trató de estimular, siendo infructuosas dichas acciones.
BIBLIOGRAFIA
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. Fecha de consulta
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AGN. Grupo Documental: Fondo Revolución, Sección
Rev. y Régimen Maderista. E-52, C-1, Fs. 15. Francisco Cosío Rovelo,
designado por Francisco I. Madero para analizar el origen del levantamiento de
1911.
AGN, Gobernación
Periodo Revolucionario: Informe de Blas
Corral, 1915, Vol. 61, Exp. 10, pp. 44-45.
AGN Ley General de Instituciones de Crédito, 19 de
Marzo de 1897.
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Memoria
de las Instituciones de Crédito, “Concesiones, Estatutos y Documentos
Especiales”.
[2] Banco Oriental de México con sede el la ciudad de
Puebla y de capital español mayoritario. De aquí en adelante se le designará
como BOM.
[3] Gamboa
Ojeda, Leticia, en su libro “De dependencia e insolvencia: El banco de Oaxaca,
1902-1909”, anota que; Cuatro meses antes
–desde comienzos de diciembre de 1908– ya estaba en marcha el plan de fusionar
al Boax con el Oriental, y fusionar al mismo tiempo al Banco de Chiapas
[sic], que estaba en los mismos apuros.
p. 517
[6] Secretaría
de Hacienda y Crédito Público, Memoria
de las Instituciones de Crédito, “Concesiones, Estatutos y Documentos
Especiales”. La
concesión para la apertura de la Institución se dio el 25 de septiembre de
1901.
[7] Ley
General de Instituciones de Crédito, 19 de Marzo de 1897, Capítulo primero, “De
las Instituciones de Crédito y de su constitución”. Artículo 1o.
[8] Gamboa
Ojeda, Leticia, “De dependencia e
insolvencia…”menciona que: ‘El
sistema bancario porfiriano se fincaba en el principio de la convertibilidad de
los documentos fiduciarios (billetes, cheques y demás) por dinero constante y
sonante. A menos que el documento expresara otra cosa, éste debía ser
reembolsado en monedas de curso legal y de manera integra e inmediata. Por lo
tanto, los bancos de emisión debían tener en todo el tiempo la capacidad de
cumplir con ese principio, cuyo objetivo era infundir la confianza del público
en los papeles fiduciarios y en especial en el billete de banco’. p. 473.
[11] AHECH, El Heraldo de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez,
agosto 28 de 1906, Año 1, No. 8. ‘Tenemos
notas en cartera, que nos revelan cómo personas quienes antes del robo no
habían depositado ni un peso en los bancos, lo han hecho ya, convencidos
objetivamente –pudiera decirse– de que
más que en el fondo de un baúl, en el interior de la proverbial calceta, en la
usada cartera que sujeta una banda de hule o en cualquier otra parte semejante,
en los bancos gozan de grandes seguridades los capitales en numerario.
[13] AGN.
Grupo Documental: Fondo Revolución, Sección Rev. y Régimen maderista. E-52,
C-1, Fs. 15. Francisco Cosío había sido designado en 1911 por la Secretaria de Gobernación, para que investigara
los motivos que habían provocado el enfrentamiento entre las ciudades de Tuxtla
Gutiérrez y San Cristóbal Las Casas en septiembre y octubre de ese año. Para
esta fecha prácticamente Francisco I. Madero ocupaba ya la presidencia de la
República. Y llegaba a la conclusión que la desigualdad económica había sido
una limitante, pero no eran los sojuzgados ni los marginados los que habían
provocado este levantamiento, sino las élites de los Altos, y había dividido a
la población de la siguiente manera: Amos y señores: 7%. Siervos, 80%. Conductores de
mercancías; 5%. Pequeños agricultores; 4%. Pequeña industria y comercio; 2%. Empleados;
2%.
[14] Ley
General de Instituciones de Crédito 1897. El artículo 19 estipulaba que, ‘El billete de Banco es de circulación
enteramente voluntaria, y, por tanto, en ningún caso se considerará como
forzosa su admisión por el público.’
[16]
Erróneamente Thomas L. Benjamin, en: ‘El
camino a Leviatán, Chiapas y el Estado mexicano, 1891-1947,’ anota que el
Banco de Chiapas se formó con: ‘un
capital de 500 mil pesos aportado por inversionistas de la ciudad de México’.
p. 113, pero en realidad se creó con capital norteamericano principalmente y se
exhibieron únicamente $255,000.00 pesos plata, tal como se detallaba en los
balances que se publicaban mensualmente en el Periódico Oficial.
[17] Los
Científicos fue el grupo de intelectuales que impulsaron el proyecto de nación
con la venia de Porfirio Díaz y fueron los que se habían enriquecido a costa de
los negocios que habían realizado principalmente con la administración federal la cual les había
otorgado ciertas prerrogativas en detrimento de la mayoría de la población.
[18] Molina Pérez, Valente, “Por los rieles de Chiapas.
Construcción del ferrocarril Panamericano.” p. 50
[21] En
septiembre de 1914, llegó al estado el ejército constitucionalista, efectuando
una reestructuración en la administración pública, pero aún así, el grupo
hegemónico que la familia Rabasa había formado logró mantenerse en algunos
puestos públicos, aunque ya no controlan los designios del estado de manera tan
directa, pero sigue controlando algunos renglones gubernamentales. La
influencia rabasista seguía persistiendo.
[22] AHECH, El
Clavel Rojo, Tomo I, Comitán, 31 de Agosto de 1902. No. 1.
[23] AHECH,
Periódico Oficial. Balance practicado el 31 de diciembre de 1905. Ref. Libro 27
[26] La posición del entonces gobernador Pimentel era
contradictoria puesto que, había rechazado la línea de crédito que le había
otorgado el gobierno federal con el Banco Nacional de México, que le permitiría
contratar empréstitos para cubrir las necesidades más apremiantes de su
administración, pero con la idea de no endeudar al Estado decidió no solicitar
dichos créditos, más sin embargo sí había aceptado la propuesta de endeudarse
con los empresarios financieros que dominaban el escenario en la región. Tenía
algunos créditos pendientes de liquidar con Pedro del Cueto, quien era
representante del Banco Nacional de México y se había destacado como
comerciante, finquero y empresario.
[27]A.G.N.
Acervo Antiguos Bancos de Emisión, Fondo del Banco de Chiapas. Caja 2082,
L-S/N, Año 1906. “Sello: Enoch Paniagua. Notario Público, República
Mexicana-Chiapas. [Escritura] Número trece. En la ciudad de Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, México a veinte de febrero de mil novecientos seis. [sic] comparecen
los señores Rómulo Farrera Rafael Selvas [sic] con su carácter el primero de
Consejero en funciones y el segundo de cajero del Banco de Chiapas [con] los
siguientes acuerdos II.- Se establecerá lo más pronto posible una sucursal de
este banco en Tonalá y otra en Tapachula. Se nombra el personal de la sucursal
de Tapachula de la manera siguiente; Gerente Señor R. O. Stevenson.” Cabe
señalar que este personaje había sido nombrado Vice-Cónsul por el gobierno
inglés en el estado de Chiapas.
[28] Ibid.
[29] Inglaterra había designado Vice-Cónsul, a R. O.
Stevenson en Tapachula. El Heraldo de Chiapas.
Febrero 3 de 1907. Año 1, No. 31. Tuxtla Gutiérrez, Chis.
[31]
Erróneamente Thomas L. Benjamin, en: ‘El
camino a Leviatán, Chiapas y el Estado mexicano, 1891-1947,’ anota que: ‘En
1908 el Banco de Chiapas se fusionó con el banco de Puebla y abrió una sucursal
en Tapachula. p. 113.’ Si se
fusiona pero con el Banco Oriental de México, que tenía su sede en
Puebla, de capitalistas españoles, para ese año, ya la sucursal de Tapachula,
tenía cerca de dos años que estaba funcionando.
[32] Gamboa
Ojeda, Leticia, “De dependencia e
insolvencia…” La escritura de fusión de los bancos de Chiapas y Oaxaca en
el Oriental se otorgó en la ciudad de puebla el 21 de junio de 1909, después de
que se había celebrado Asambleas Generales el 24 de abril anterior, siendo
aprobada por la Secretaria de Hacienda, estableciéndose así que quedarían como
sucursales del Banco Oriental. p. 522.
[33] Gamboa
Ojeda, Leticia, “De dependencia e
insolvencia…” p. 475.
[34] AHECH,
Periódico Oficial, No. 8 del 23 de febrero de 1907. El Descuento Español, era otra
institución del grupo que encabezaba Manuel Rivero Collada, dueño del Banco Oriental de México,
[35] Katz, Friedrich. La
guerra secreta en México. Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana.
p. 50
[38] AHECH, El Heraldo de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez,
septiembre 18 de 1906, Año 1, No. 11. ‘La Sucursal del Banco Nacional de
México, de reciente creación en esta plaza, goza de todo el prestigio de su
casa matriz ventajosamente conocida en la República y en el extranjero como la más
importante de nuestras Instituciones bancarias, y el Banco de Chiapas,
intervenido por el Gobierno Federal, demuestra mensualmente en sus balances la
solidez y firmeza de su estado económico.’
[40] AHECH, El Heraldo de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Febrero 3
de 1907, Año 1, No. 31, articulo, ‘Cuerpo Consular’.
[41] AGN. Grupo Documental: Fondo Revolución, Sección
Rev. y Régimen Maderista. E-52, C-1, Fs. 15. Francisco Cosío Rovelo,
designado por Francisco I. Madero para analizar el origen del levantamiento de
1911, menciona en su informe que: ‘Como
otra justificación para el acto de Rabasa, cuentan que estando los poderes en
San Cristóbal Las Casas en cierta ocasión el gobierno necesitó dinero y no
consiguió después de muchos esfuerzos sino una cuarta parte de lo solicitado, y
que habiendo ocurrido a Tuxtla Gutiérrez, los comerciantes de esa le dieron
todo lo que solicitó dejando caja abierta para lo porvenir, hecho que determinó
el más violento traslado.’ Espinosa, Luís. Rastros de sangre. Historia de la revolución en Chiapas. dice: El señor Rabasa,
al llegar a San Cristóbal Las Casas, antigua capital de Chiapas tuvo un
disgusto con la sociedad de esta población, y por tal motivo decidió que fuera
la capital del estado Tuxtla, donde él podía medrar con gran facilidad, en bien
propio y en el de sus amigos. De éstos citaré a ustedes a un tal Rancé y a un
tal Cueto, que prosperaron a la sombra de Rabasa y se enriquecieron.’ p. 43.
También José Casahonda Castillo, en su la libro ‘Cincuenta años de revolución en Chiapas’, hace referencia a este
hecho. ‘Por tradición oral se informa:
que el régimen de Rabasa urgido de numerario, solicitó un préstamo al comercio
lascanense y éste –en forma por demás
agria– se lo negó. Don Emilio ocurrió entonces al comercio de Tuxtla y a vuelta
de mula, uno sólo de los comerciantes tuxtlecos, el español Pedro del Cueto, le
remitió la cantidad solicitada con el atento recado de que si ‘necesitaba otra
cantidad igual o mayor que avisara para enviársela’. p. 12
[43] Ley
General de Instituciones de Crédito de 1897.
[45] AGN, Ley
General de Instituciones de Crédito de 1897,
Artículo 29. Queda prohibido a los Bancos de Emisión; I. Hacer
operaciones de préstamo y descontar o negociar documentos de crédito, cuando el
plazo del vencimiento pase de seis meses.
[46] AGN, Archivo: Acervo; Antiguos Bancos de Emisión, Fondo del Banco de
Chiapas. Caja 2082, Libro S/N. Varios años.
[49] AGN,
Gobernación Periodo Revolucionario: Informe de Blas Corral, 1915, pp. 44-45.
[50] Ibíd. pp.
44-45.
[51] Ibíd. p.
90
[52] Esta
moneda era la que circulaba en los países centro y sudamericanos y hacía las
funciones de valor de cambio en las transacciones mercantiles en la región de
Chiapas.
[53] Desde 1917, con la aprobación de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, la administración carrancista, que
había analizado las deficiencias serias en que habían caído los bancos de
Emisión en la época porfirista, además de la emisión indiscriminada de que
habían hecho las facciones en pugna al emitir su propia moneda, decide
establecer el Banco de México, que tendría la misión de regular centralmente la
emisión de moneda nacional.
[54] AHECH, El Heraldo de
Chiapas, Enero 8 de
1907 Año 1, No. 27. El editorialista señalaba que: En Comitán, Chilón, La
Libertad y Tapachula, la moneda de poder liberatorio
ilimitado es la peseta ‘cachuca’.
[55] AHECH,
FFCG, Periódico quincenal, El Clavel
Rojo, Comitán 29 de septiembre de 1901, Tomo 1, Núm. 7.
[57] Ibid.
[58] AHECH, FFCG, Periódico quincenal, El Clavel Rojo, Comitán 29 de septiembre de
1901, Tomo 1, Núm. 7.
[62] Ibid.
[64] Ibid.
[65] Me refiero a los hechos sangrientos que se habían
protagonizado en septiembre-octubre de
1911, entre Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal apoyado este segundo por la
población Chamula.
[66] AHECH, ‘La voz
de Chiapas’, Año 1, San Cristóbal Las Casas, Julio 09 de 1911, Núm. 25: […] que de acuerdo con los principios
económicos, el pago de las contribuciones fiscales debe establecerse procurando
el menor gravamen para el causante y la mayor comodidad para su pago, [sic] Por
tales consideraciones, mientras se obtiene del Gobierno Federal la resolución
conveniente para la substitución de la moneda extranjera por nacional en todo
el Estado, el Gobierno Provisional, en ejercicio del pueblo y en beneficio de
éste, con apoyo del artículo 10 de la
Ley de 24 de noviembre de 1910.- Acuerda: UNO.- Las
Colecturías de Rentas y Tesorerías Municipales de los Departamentos de Las
Casas, Comitán, La Libertad
y Chilón, aceptarán en pago de los impuestos fiscales del Estado y Municipales,
el peso fuerte centro y sud-americano a 90 cs., y las pesetas 20 cs., con
exclusión de las otras especies fraccionarias de dicha moneda. [sic] El
Gobernador Provisional, Manuel Pineda.- Srío. Gral. José H. Ruiz.
[67] AHECH, Memoria
de Gobierno, Informe de Gobierno de Rafael Pimentel 1901
[69] Ibid.
[70] Ibid.
[71] Ibid.
[73] AHECH,
HFCG, Diario de Chiapas, 31 de agosto de 1912.
[74] Foucault, Michel. Las
palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias. Dice: ‘… el hecho de que una moneda circule
tanto más rápidamente cuando menos buena es, en tanto que las piezas con un
alto índice de metal se encuentran escondidas y no figuran en el comercio: es
la ley llamada de Gresham.’ Ed. Siglo
XXI, Argentina. 1968. p. 168
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